NO RECONOCISTE EL MOMENTO
DE MI VENIDA
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Apocalipsis 5,1-10
Salmos 149 |
Lucas 19, 41-4441 Cuando llegó cerca de Jerusalén, al ver la ciudad, lloró por ella 42 y dijo: “¡Si entendieras siquiera en este día lo que puede darte paz!... Pero ahora eso te está oculto y no puedes verlo. 43 Pues van a venir días malos para ti, en los que tus enemigos te cercarán con barricadas, te sitiarán, te atacarán por todas partes 44 y te destruirán por completo. Matarán a tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no reconociste el momento en que Dios vino a salvarte.” |
DÍA 21 NOVIEMBRE CICLO -B
Cuando dejamos que, lo que vivimos envuelva nuestra mente y el saber de nuestro corazón es como si una niebla evitara la visión de la realidad; nos incapacita para ver el cielo abierto mostrándonos la belleza, que trasciende lo más próximo desde la Luz que emana de Él.
La
mente imagina y el corazón ama inadvertidos de presencias, que nos darían luz al entendimiento y sabor de paz al corazón.
¡Pensamos
demasiado a Dios!
sin que, “este pensar”, sea vivir con actitud de agradecer su Presencia, sino una manera de “querer ver del cielo” lo
que aquí, “en nuestro tiempo”, hemos de ver en la tierra.
¡Dejemos
de imaginar!
y demos crédito a lo que el entendimiento puede asentir, porque no lo puede
hacer la imaginación o la sola razón.
No
es la imaginación
la que ve a Dios llorando; de igual modo como los discípulos le vieron sufrir
en Getsemaní le vieron llorando
contemplando Jerusalén.
Es
el entendimiento el que lo ha de reconocer y creer.
El
Dios omnipotente se ha acercado a nuestro ambiente. Él, que lo ve todo desde su Ser divino,
lo quiso vivir cercano hecho hombre “como uno de tantos”.
ES el
Hijo de Dios visible en la Humanidad de Jesús sostenida por su Persona; y por su Naturaleza divina en perfecta unidad
con el Padre y el Espíritu Santo.
Por
esto quien
ve a Jesús, ve al Padre.
“Al acercarse a Jerusalén
y ver la ciudad, le dijo llorando”
¿Por
qué lloró Jesús?
Porque
su Pueblo “no reconoció el momento de su venida”.
Nos
podemos quedar, en el mejor de los casos, con la “imaginación de creer en Dios pero, ¡cuántos bautizados hoy no le
reconocen!
“¡Si al menos tú comprendieras
en este día lo que conduce a la paz!”
El
cielo, Dios, sigue llorando. Sí, en medio de la Paz.
Del
mismo modo que no sabemos cómo es su Gloria eterna, tampoco
podemos conocer cómo se conjuga su Paz
· Con el dolor del Corazón paternal de
Dios
y
· Con
el dolor y lágrimas de
cuantos “en su paz” esperan, nuestros
padres y nuestros mejores amigos, poder compartir
la Mesa eterna con nosotros si ven que, no comprendemos ni aceptamos la Presencia de Dios en nuestro tiempo.
Jesús
lloró contemplando a su Pueblo, orgulloso de rezar en el Templo, sabiendo que iban a rechazarle siendo Él el verdadero Templo, que iba a ser eterno como el único ser que ha resucitado… al tercer
día.
“Llegará el día en que tus enemigos te rodearán…,
y no dejarán piedra
sobre piedra”
Refiriéndose
al Templo dónde rezaban; y así fue pocos años después.
¿Qué
queda del gran Templo? Un resto de
piedras
Si
aceptamos que, nadie posee la Verdad no
hagamos que nuestras verdades sustituyan
la Verdad de la Presencia de Dios-con-nosotros.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA