sábado, 1 de noviembre de 2025

CONMEMORACIÓN DE 

LOS FIELES DIFUNTOS

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

Juan 14, 1-6

Jesús, el camino al Padre
14
“No os angustiéis: creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, no os habría dicho que voy a prepararos un lugar. Y después de ir y prepararos un lugar, vendré otra vez para llevaros conmigo, para que vosotros también estéis donde yo voy a estar. Ya sabéis el camino que lleva a donde yo voy.”
Tomás dijo a Jesús:
–Señor, no sabemos a dónde vas: ¿Cómo vamos a saber el camino?
Jesús le contestó:
–Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre.

DÍA 2 NOVIEMBRE  CICLO  C

¡Qué importante es para la Iglesia la vida de los que han muerto!

-   Casi nunca prevalece en la Eucaristía la Fiesta de un Santo si ha de celebrarse en domingo, pero el día que Conmemoramos a los fieles difuntos sí prevalece su Fiesta. Es para que valoremos y agradezcamos la vida que Dios nos ha dado y, vivirla en la tierra a semejanza de como la hemos de vivir en el cielo; con este fin nos ha creado Dios.

·    Nos dice el único Dios verdadero:No hay Dios fuera de Mí; por esto exaltamos la vida y celebramos a los que viven después del paso por la muerte.

Si visitamos los cementerios es porque “creemos en la vida”. Cada alma vive esperando su cuerpo, en sepultura guardado, para unirse en vida eterna, resucitados por el mismo Espíritu Santo, que resucitó a Jesús y habita en nosotros desde el bautismo.

Lamentaciones 3,17-26

·    La vida del ser humano sin Dios es como vivirla bajo la luz de la luna, olvidado el sol.

Es aceptar la soledad con la luz preferida, sin la del Sol que alumbra y da calor, y “brilla en su esplendor”. La vida sin Dios es sonreír sin conocer la alegría del espíritu.

¡Qué grande es tu fidelidad; por eso esperaré en Él!

“Es bueno esperar en el silencio 

la salvación del Señor”

Romanos 6,3-9

Morir con Cristo es vivir la fe como hábito de amar.

· Amar, con el Amor de Cristo, es un morir con experiencia de resurrección cada vez que decimos o hacemos algo a su semejanza.

Dios no es un mago. Como Padre nos ha enseñado a vivir, a amar,  creer, esperar y, esto es vivir, en el tiempo, resucitados. En Dios no se dan pasos dialécticos, sino sucesivos, uno lleva al otro; así, desde la vida, el paso de la muerte lleva a la resurrección, que es vivir vida eterna para no morir jamás; el pleno sentido de lo que es, realmente, la inmortalidad del ser humano de cuerpo y alma.

“Si vivimos en Cristo, creemos que 

también viviremos con Él”

Juan 14, 1-6

“Creed en Dios, creed también en Mí”

Jesús nos invita a creer en Dios; sabe que, los dioses en que podemos creer son muchos; la garantía de creer en Dios pasa por Él, que no es un Profeta, ni un enviado como en el A.T. Él puede decirnos que, creamos en Dios porque es Dios.

·       La fe en el Dios verdadero permite decir que no se turba el corazón ante la muerte.

Lo veo en los Santos y, sobre todo, en los mártires y en los que han deseado serlo.

Desear el martirio es haber conocido el Amor de Dios crucificado en Cristo; desde esta evidencia, el cielo prometido no es promesa, sino realidad experimentada en Cristo.

“En la casa de mi Padre hay muchas moradas

me voy a prepararos sitio”

“Casa de Dios, moradas y lugar” son el mismo Dios simplicísimo en su Ser.

Dejemos de materializar el cielo. Dios es un Ser espiritual y, también, todos los que “son en Él”

“Cuando vaya, volveré y os llevaré conmigo

-   Los tiempos y las acciones de Dios las hemos de medir desde su Ser divino.

-     El deseo de llegar a “ser en Dios” es la esperanza cierta de la fe que permite decir, más allá de la poesía y del sentimiento: “Muero porque no muero”; palabras que evidencian la verdad del Don de la fe y el deseo de alabar y amar a Dios eternamente.

Una cosa es temer el sufrimiento y otra, desear morir para llegar a “ser en Dios”

·    La Ascensión de Jesús, después de muerto y resucitado, es haber vuelto a donde estaba “desde el principio”, signo de eternidad, y de habernos llevado con Él, asumida nuestra Naturaleza humana en la Encarnación.

Vivamos la comunión de los Santos en la Iglesia; la del cielo, la que se purifica y la peregrina, y aceptemos la mutua intercesión sabiendo que, más puede quien más cerca está de Dios.  

Necesitamos más, de los Santos y de los que se purifican, que ellos de nosotros.

“Adonde Yo voy, ya sabéis el camino”

Tomás, como nosotros y cuántos desean el cielo, le hubiéramos preguntado:

“Señor, no sabemos adónde vas, 

¿Cómo podemos saber el camino?”

-   Quien no sabe de dónde ha venido Jesús no sabe adónde va, ni sabe el camino.

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida

Nadie va al Padre sino por mí”

-       Tres palabras para meditar y una frase cierta.

·       Sólo los cristianos podemos decir a Dios, ¡Padre!

·       Sólo los cristianos rezamos el Padre nuestro y,

·       Sólo por Jesús, Dios y Hombre verdadero, se conoce a Dios.

 Federico Allara


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