CONMEMORACIÓN DE
LOS FIELES DIFUNTOS
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
5 minutos en nuestro "día a día"
Juan 14, 1-6
DÍA 2 NOVIEMBRE CICLO C
¡Qué
importante es para la Iglesia la vida de los que han muerto!
- Casi
nunca prevalece en la Eucaristía la Fiesta de un Santo si ha de celebrarse en
domingo, pero el día que Conmemoramos a
los fieles difuntos sí prevalece su Fiesta. Es para que valoremos y agradezcamos la vida que Dios
nos ha dado y, vivirla en la tierra a semejanza de como la hemos de vivir en
el cielo; con este fin nos ha
creado Dios.
· Nos
dice el único Dios verdadero: “No hay Dios fuera de Mí”; por esto exaltamos la vida y celebramos a los que
viven después del paso por la muerte.
Si
visitamos los cementerios es porque “creemos en la vida”. Cada alma vive esperando su cuerpo, en sepultura guardado, para unirse en vida eterna, resucitados por
el mismo Espíritu Santo, que resucitó a Jesús y habita en nosotros desde el
bautismo.
DÍA 2 NOVIEMBRE CICLO C
¡Qué
importante es para la Iglesia la vida de los que han muerto!
- Casi
nunca prevalece en la Eucaristía la Fiesta de un Santo si ha de celebrarse en
domingo, pero el día que Conmemoramos a
los fieles difuntos sí prevalece su Fiesta. Es para que valoremos y agradezcamos la vida que Dios
nos ha dado y, vivirla en la tierra a semejanza de como la hemos de vivir en
el cielo; con este fin nos ha
creado Dios.
· Nos
dice el único Dios verdadero: “No hay Dios fuera de Mí”; por esto exaltamos la vida y celebramos a los que
viven después del paso por la muerte.
Si
visitamos los cementerios es porque “creemos en la vida”. Cada alma vive esperando su cuerpo, en sepultura guardado, para unirse en vida eterna, resucitados por
el mismo Espíritu Santo, que resucitó a Jesús y habita en nosotros desde el
bautismo.
Lamentaciones 3,17-26
· La vida del ser humano sin Dios es
como vivirla bajo la luz de la luna, olvidado el sol.
Es
aceptar la soledad con la luz preferida, sin la del Sol que alumbra y da
calor, y “brilla en su esplendor”. La vida sin Dios es sonreír sin
conocer la alegría del espíritu.
¡Qué
grande es tu fidelidad; por eso esperaré en Él!
“Es bueno esperar en el silencio
la salvación del Señor”
· La vida del ser humano sin Dios es
como vivirla bajo la luz de la luna, olvidado el sol.
Es
aceptar la soledad con la luz preferida, sin la del Sol que alumbra y da
calor, y “brilla en su esplendor”. La vida sin Dios es sonreír sin
conocer la alegría del espíritu.
¡Qué
grande es tu fidelidad; por eso esperaré en Él!
“Es bueno esperar en el silencio
la salvación del Señor”
Romanos 6,3-9
Morir con Cristo es vivir la fe como hábito
de amar.
· Amar, con el Amor de Cristo, es un
morir con experiencia de resurrección cada vez que decimos o
hacemos algo a su semejanza.
Dios no es un mago. Como Padre nos ha enseñado a vivir, a amar, creer, esperar y, esto es vivir, en
el tiempo, resucitados. En Dios no se dan pasos dialécticos,
sino sucesivos, uno lleva al otro; así,
desde la vida, el paso de la muerte lleva
a la resurrección, que es vivir vida
eterna para no morir jamás; el
pleno sentido de lo que es, realmente, la
inmortalidad del ser humano de cuerpo y alma.
“Si vivimos en Cristo,
creemos que
también viviremos con Él”
“Creed en Dios, creed
también en Mí”
Jesús nos invita a creer en Dios; sabe que, los dioses en que podemos
creer son muchos; la garantía de
creer en Dios pasa por Él, que no es un Profeta, ni un enviado como en
el A.T. Él puede decirnos que, creamos
en Dios porque es Dios.
·
La fe en el Dios verdadero permite decir que no se turba el corazón
ante la muerte.
Lo veo en los Santos y, sobre todo, en los
mártires y en los que han deseado serlo.
Desear el martirio es haber conocido el Amor de Dios crucificado en Cristo; desde esta evidencia, el cielo prometido
no es promesa, sino realidad experimentada en Cristo.
“En la casa de mi Padre hay muchas moradas…,
me voy a prepararos
sitio”
“Casa de Dios, moradas y lugar” son el
mismo Dios simplicísimo en su Ser.
Dejemos de materializar el cielo. Dios es un Ser espiritual y, también, todos los que “son en Él”
“Cuando vaya…, volveré y os llevaré
conmigo”
- Los tiempos y las acciones de Dios las hemos
de medir desde su Ser divino.
- El deseo de llegar a “ser en Dios” es
la esperanza cierta de la fe que permite
decir, más allá de la poesía y del sentimiento: “Muero porque no muero”; palabras que evidencian la verdad del Don de la fe y el deseo de alabar y
amar a Dios eternamente.
Una cosa es temer el sufrimiento y otra, desear morir para llegar a “ser en Dios”
· La Ascensión de Jesús, después de muerto y resucitado, es haber vuelto a donde estaba “desde el
principio”, signo de eternidad, y de habernos
llevado con Él, asumida nuestra Naturaleza humana en la Encarnación.
Vivamos la comunión de los Santos en
la Iglesia; la del cielo, la que se purifica y la
peregrina, y aceptemos la mutua
intercesión sabiendo que, más puede quien más cerca está de Dios.
Necesitamos más, de los Santos y de los que se purifican, que ellos de nosotros.
“Adonde Yo voy, ya sabéis
el camino”
Tomás,
como nosotros y cuántos desean el cielo, le hubiéramos preguntado:
“Señor, no sabemos adónde vas,
¿Cómo podemos saber el
camino?”
- Quien no sabe de dónde ha venido Jesús no
sabe adónde va, ni sabe el camino.
“Yo soy el Camino,
la Verdad y la Vida.
Nadie va al Padre sino por mí”
- Tres palabras para meditar y una frase
cierta.
·
Sólo los cristianos podemos decir a Dios,
¡Padre!
·
Sólo los cristianos rezamos el Padre nuestro
y,
·
Sólo por Jesús, Dios y Hombre verdadero, se conoce a Dios.
Federico Allara
LA ÚLTIMA PUERTA
Morir con Cristo es vivir la fe como hábito
de amar.
· Amar, con el Amor de Cristo, es un
morir con experiencia de resurrección cada vez que decimos o
hacemos algo a su semejanza.
Dios no es un mago. Como Padre nos ha enseñado a vivir, a amar, creer, esperar y, esto es vivir, en
el tiempo, resucitados. En Dios no se dan pasos dialécticos,
sino sucesivos, uno lleva al otro; así,
desde la vida, el paso de la muerte lleva
a la resurrección, que es vivir vida
eterna para no morir jamás; el
pleno sentido de lo que es, realmente, la
inmortalidad del ser humano de cuerpo y alma.
“Si vivimos en Cristo, creemos que
también viviremos con Él”
“Creed en Dios, creed
también en Mí”
Jesús nos invita a creer en Dios; sabe que, los dioses en que podemos
creer son muchos; la garantía de
creer en Dios pasa por Él, que no es un Profeta, ni un enviado como en
el A.T. Él puede decirnos que, creamos
en Dios porque es Dios.
·
La fe en el Dios verdadero permite decir que no se turba el corazón
ante la muerte.
Lo veo en los Santos y, sobre todo, en los
mártires y en los que han deseado serlo.
Desear el martirio es haber conocido el Amor de Dios crucificado en Cristo; desde esta evidencia, el cielo prometido
no es promesa, sino realidad experimentada en Cristo.
“En la casa de mi Padre hay muchas moradas…,
me voy a prepararos
sitio”
“Casa de Dios, moradas y lugar” son el
mismo Dios simplicísimo en su Ser.
Dejemos de materializar el cielo. Dios es un Ser espiritual y, también, todos los que “son en Él”
“Cuando vaya…, volveré y os llevaré
conmigo”
- Los tiempos y las acciones de Dios las hemos
de medir desde su Ser divino.
- El deseo de llegar a “ser en Dios” es
la esperanza cierta de la fe que permite
decir, más allá de la poesía y del sentimiento: “Muero porque no muero”; palabras que evidencian la verdad del Don de la fe y el deseo de alabar y
amar a Dios eternamente.
Una cosa es temer el sufrimiento y otra, desear morir para llegar a “ser en Dios”
· La Ascensión de Jesús, después de muerto y resucitado, es haber vuelto a donde estaba “desde el
principio”, signo de eternidad, y de habernos
llevado con Él, asumida nuestra Naturaleza humana en la Encarnación.
Vivamos la comunión de los Santos en
la Iglesia; la del cielo, la que se purifica y la
peregrina, y aceptemos la mutua
intercesión sabiendo que, más puede quien más cerca está de Dios.
Necesitamos más, de los Santos y de los que se purifican, que ellos de nosotros.
“Adonde Yo voy, ya sabéis
el camino”
Tomás,
como nosotros y cuántos desean el cielo, le hubiéramos preguntado:
“Señor, no sabemos adónde vas,
¿Cómo podemos saber el
camino?”
- Quien no sabe de dónde ha venido Jesús no
sabe adónde va, ni sabe el camino.
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Nadie va al Padre sino por mí”
- Tres palabras para meditar y una frase
cierta.
·
Sólo los cristianos podemos decir a Dios,
¡Padre!
·
Sólo los cristianos rezamos el Padre nuestro
y,
·
Sólo por Jesús, Dios y Hombre verdadero, se conoce a Dios.
Federico Allara
LA ÚLTIMA PUERTA

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