SALIÓ EL SEMBRADOR
A SEMBRAR SU SEMILLA
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
1 Timoteo 6,13-16 |
Lucas 8,4-15
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DÍA 20 SEPTIEMBRE CICLO C
· “Sembró el Labrador” y apareció la
tierra.
La
tierra sola era caótica y desolada; ¿qué es la tierra sola? Nada.
· Sembró, y
se encendió la luz, apareciendo el sol que ilumina y da calor; y el Sembrador vio que la tierra, caótica y
desolada, era buena.
La tierra iluminada con la luz es buena, como
bueno es el calor del sol, pero ella sola es riqueza inútil.
· Sembró el Labrador y apareció el agua y,
con ella, la tierra empezó a saber su
razón de ser, porque con el agua apareció la vegetación y las hierbas, que
producen semillas para que el sembrador las esparza y produzcan árboles que den
frutos.
Siendo
buenos la luz y el calor del sol, es
mejor que haya noche, con luz nocturna que sirva de frescor y descanso a la
naturaleza.
· Sembró el Labrador, y se llenó la
tierra de criaturas de toda especie y vio que todas ellas eran buenas.
Siguió sembrando el Labrador y
llenó de agua los vacíos de la tierra e hizo
aparecer, en las aguas caudalosas, otras
criaturas que en ellas viven, y vio
que también estas criaturas eran todas buenas.
¿Qué
le faltaba a la tierra y al mar, siendo buenas y bellas todas las criaturas, y al
universo en su expansión y belleza?
- Al
Sembrador Se le ocurrió crear un ser diferente a todos; lo
hizo diferente a todo y a todas las criaturas; pero se le ocurrió algo que,
sólo desde su libertad y su sabiduría podemos deducir que, fue sólo por
amor; iba a crear una diferencia que le iba a comprometer de por vida.
- Al
sembrador se le ocurrió crear un ser libre “a su imagen y semejanza”
Usando
la frase de Duns Scoto: Lo pensó, “lo
podía hacer y lo hizo”
- Lo
más maravilloso es que, el Sembrador
creo “en unidad de amor”, también a su semejanza divina, al hombre y a la mujer, “y vio que eran buenos”
Así
de gratuita fue la siembra y la aparición de las cosas creadas;
incluido el
ser humano, “uno”; son iguales “en la diferencia”, mujer y
hombre, a quienes el labrador les regaló
todo lo creado, el amor para convivir en paz y, su amistad con Dios de por
vida, dejándoles en el paraíso de la tierra buena.
“Dios
vio que todo lo que había hecho era muy bueno” (Gn. 1,31)
Si
Dios lo hizo todo bueno, no es la causa del mal, que no podemos evitar.
La
semilla era buena:
“Parte cayó al borde de los caminos…, y los pájaros se la comieron.
Otra cayó en terreno pedregoso…, y por falta de humedad, se secó.
Otra cayó entre abrojos, que, creciendo a la vez, la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y, después de brotar, dio fruto al
ciento por uno”
“El
que tenga oídos para oír, que oiga”.
Vivimos
en un auténtico paraíso; pero, “por culpa de
nadie”, cada vez es menos habitable y
más violento “el hombre bueno”, contra su semejante “bueno”; nadie se
considera culpable.
· El sembrador
ha vuelto para restablecer la paz.
¿En qué parte y de qué parte estamos tú y yo?
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
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