“A LA HORA QUE MENOS PENSÉIS
VIENE EL HIJO DEL HOMBRE”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Efesios 3,2-12
Salmos 12
Lucas 12,39-48
39 Y pensad que si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría que se la abrieran para robarle. 40 Estad también vosotros preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis.” La fidelidad y la infidelidad en el servicio (Mt 24.45-51) 41 Pedro le preguntó: –Señor, ¿has contado esta parábola sólo para nosotros, o para todos? 42 Dijo el Señor: “¿Quién es el mayordomo fiel y atento, a quien su amo deja al cargo de la servidumbre para repartirles la comida a su debido tiempo? 43 ¡Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, encuentra cumpliendo con su deber! 44 De verdad os digo que el amo le pondrá al cargo de todos sus bienes. 45 Pero si ese criado, pensando que su amo va a tardar en volver, comienza a maltratar a los demás criados y a las criadas, y se pone a comer, beber y emborracharse, 46 el día que menos lo espera y a una hora que no sabe llegará su amo y lo castigará. Le condenará a correr la misma suerte que los infieles. 47 “El criado que sabe lo que quiere su amo, pero no está preparado ni le obedece, será castigado con muchos golpes. 48 Pero el criado que por ignorancia hace cosas que merecen castigo, será castigado con menos golpes. A quien mucho se le da, también se le pedirá mucho; a quien mucho se le confía, se le exigirá mucho más" |
DÍA 23 OCTUBRE CICLO -B
La
Fe es el don que permite vivir de la Presencia de Dios.
Una fe que fuera sólo la creencia subjetiva de Dios podría vivir sin la
necesidad de su Presencia real.
Vivir
de la Presencia indica reconocer
que la vida es gratuita, que Dios es Creador permanente.
La
vida es don que con la fe advierte:
· Su valor sagrado de origen y su riqueza,
pues vale más que el oro, y
· Su pobreza,
porque quien se atreve a mirar dónde pone el pie, en el segundo siguiente le
entra el escalofrío de ver el abismo de
la nada.
Es
la manera sencilla y lógica de entender el Amor divino creador con
consciencia de no pensar que, mientras vivimos somos dueños de la vida.
Ni
somos dueños de la vida,
por más que nos creamos libres para vivirla, ni
la muerte es el final.
“Comprended
que si supiera el dueño de la casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría
abrir un boquete”
Es así
cuando se valora más lo que se tiene, con temor de perderlo, que la vida que se nos regala. Reconocer
la vida como la única riqueza es temer perderla y aprender a gozar de
todas las demás riquezas, desde la sabiduría que le dice: “que para quien ama todo le sirve para su
bien”.
Vivir
es el gran don.
Somos
dueños de los bienes materiales, pero la
vida es la riqueza que, unida al
amor aprendido, está llamada a ser dada
y compartida, con experiencia de unidad, de fraternidad y de
sentido, que trasciende la mera existencia de las criaturas inferiores.
Hoy
se pone seguridad a la casa y se guardan las joyas en seguros y escondidos cajeros,
mientras somos capaces de dejar que los ladrones anden sueltos por el hogar
íntimo de la propia vida.
Quien
ama espera siempre al amado, y considera su llegada el mejor don para la paz
del alma.
Nunca
el amor es ladrón que necesita abrir un boquete. El alma espera abierta
al amado.
“Estad preparados, porque a la hora que menos penséis,
viene el Hijo del Hombre”
Quien
hace de la vida su amor a Dios y al prójimo, a su medida, necesita
de la Presencia de Dios para poder vivirla, y goza de esta experiencia de Dios, que es real y objetiva, y pide los dones del Espíritu,
porque nunca el ser humano está preparado para recibir a Dios como último
fin.
Vivir
estas realidades,
que son espirituales desde la materialidad de la vida, es reconocer
la vida en su trascendencia.
La
inmortalidad es real
por ser Dios Verdad en su revelación y porque Cristo ha resucitado.
La
fe
no es pura subjetividad de creer en Dios, sino el agradecimiento de saber desde
el mismo Dios lo que ha dicho y ha hecho por todos y cada uno de
nosotros.
“Señor, ¿has
dicho esta parábola por nosotros o por todos?”
La
respuesta de Jesús es clara
“Dichoso el
criado a quien su amo al llegar lo encuentre portándose así”
Otra
vez se nos repite, aunque no guste, que somos “criados, siervos”; algo más, somos administradores de la vida que
se nos ha confiado.
Portándonos
así,
además de ser buenos y amar a Dios y al prójimo, hoy se nos dice
·
“Ser precavidos en no dejar abrir boquetes” a los muchos ladrones que
andan sueltos,
·
No
ser nosotros mismos ladrones de nuestro propio hogar dejando perder la riqueza
que somos.
“Os aseguro
que lo pondrá al frente de todos sus bienes”
Responder
al don de la fe y a los dones que Dios regala es saber que, Dios abre la puerta de su hogar divino dándose a conocer a quien se “confía y no pregunta”, y ama.
Los
bienes de Dios son espirituales y los recibe objetivamente
quien vive vida espiritual, que no es sólo vida devota y practicante, sino
vida de bien y bondad, propia
de gente naturalmente buena y de los que se toman en serio la vida de relación
íntima con Dios.
En
el cielo,
al que se llega sólo por Misericordia divina, sabremos lo que hemos percibido y agradecido del Dios trinitario y
lo que nos hayamos perdido por quedar la vida suspendida en subjetividad e
indecisión, no llegando a alcanzar los bienes que Dios dispone para cada
uno.
“Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá;
al que mucho se le confió, más se le exigirá”
Que
Dios nos dé lo que ha dispuesto darnos, y que sepamos corresponder.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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