sábado, 22 de noviembre de 2025

 JESUCRISTO REY DEL  UNIVERSO 

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

  Lc 23,35-43

35 La gente estaba allí mirando; y hasta las autoridades se burlaban de él diciendo:

–Salvó a otros; ¡que se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su escogido!
36 Los soldados también se burlaban de Jesús. Se acercaban a él y le daban a beber vino agrio,s 37 diciéndole:
–¡Si eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo!
38 Y sobre su cabeza había un letrero que decía: “Este es el Rey de los judíos.”
39 Uno de los malhechores allí colgados le insultaba, diciéndole:
–¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!
40 Pero el otro reprendió a su compañero diciendo:
–¿No temes a Dios, tú que estás sufriendo el mismo castigo? 41 Nosotros padecemos con toda razón, pues recibimos el justo pago de nuestros actos; pero este no ha hecho nada malo.
42 Luego añadió:
–Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar.
43 Jesús le contestó:
–Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.t


DÍA 23 NOVIEMBRE CICLO C

·       Es al pie de la Cruz donde reconocemos a Jesús Rey del Universo.

Todo y todos le debemos la existencia, pero más grande ha sido la Redención.

Fuimos creados por Amor, y este Amor se ha revelado con lo más grande de su esencia: ¡Perdonar! habiéndonos convertido en enemigos.

LA PALABRA, que nos creó, no abandona y, siendo inocente ha sufrido condena, aceptada por el Padre al ser “vencedor de la muerte y hacedor de la vida eterna

Hagamos oración contemplando el Calvario.

1.   Miremos a María. Es el cielo en la tierra. Ella, la “llena de Presencia de Dios” de pie, como primera sacerdotisa, haciendo ofrenda del Hijo al Padre, nacido de sus entrañas como Hombre.

-        Allí estuvo su Madre viendo, todo el cielo, la crucifixión del Hijo de Dios.

2.    Miremos a María con el resto fiel que ama, llora y confía contemplando el drama.

A muy pocos permitió Dios que, presenciaran la muerte de Jesús como fieles testigos de su fe; así ha sido siempre la Historia de Salvación.

Dios ha necesitado de pocos hombres y mujeres para llevar adelante su obra frente a la oposición del mundo.

S. Lucas empieza diciendo: El pueblo estaba mirando

-        El pueblo siempre mira lo que pasa; espera ver y aprender de los testigos de verdad o el que vive defraudado y marginado por los que causan escándalo.

-        En el Calvario, viendo crucificar a Jesús, el pueblo estaba mirando.

3.    Miremos a los magistrados, que hacían muecas, a los sabios y entendidos, que decían:

A otros ha salvado, que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios” creando confusión y duda con sus palabras de salvación, perdonando y curando; ellos, en lugar de ver y creer, se escandalizaban, reconociéndolo.

4.    Subamos a contemplar a los tres crucificados.

·       Gestas representa a todos los que se rebelan ante el sufrimiento.

Quedan atrapados en su realidad y, la rebeldía les impide ver y serenar su espíritu para buscar y hallar el porqué de su estado.

En esta situación de confusión interna se reacciona contra todo lo humano y lo divino; no ven que la rebeldía es contra sí mismo, siendo causa de su muerte espiritual antes que de la física.

Toda rebeldía ciega el corazón y la mente.

·       Dimas es signo de los que aceptan el Don de la Gracia de la fe.

Está en la misma situación que Jesús y Gestas, pero en medio de su sufrimiento sabe contemplar y ver desde su espíritu, que es más y mejor que un simple mirar.

Ve la actitud de Jesús en la Cruz y la de Gestas, su compañero.

Reconoce su mal y que su condena es justa; reconoce a Jesús que es inocente y lo reconoce como Rey; es apóstol y testigo buscando el bien de su compañero:

“Nosotros lo estamos justamente, en cambio, este no ha hecho nada malo”

·       En Dimas vemos, lo que tantas veces repetimos, que no es cualquier cosa la fe en Dios.

Tiene ante él a Jesús en un estado que no es, precisamente, el más adecuado para creer en un hombre; Jesús está crucificado como él; saber distinguir la realidad de Jesús de la suya, no es cuestión de la sola razón, y menos sufriendo como crucificado.

Nos demuestra que la fe es la aceptación de la realidad objetiva de Jesús, que trasciende su Vida humana, visible y palpable, para que todo ser humano, que acepte lo que Dios le da a entender, vea a Dios por la fe; lo divino en lo humano.

La fe es la que le permite decir:

“Señor, acuérdate de mí, cuando llegues a tu Reino

S. Juan Pablo II – Aud. Gen. 16-XI-1988:

Se diría que, es la primera canonización de la historia, realizada por Jesús, en favor de un malhechor que se dirige a Él en aquel momento dramático”.

“Un momento de conversión auténtica, un momento de Gracia, puede saldar las deudas de toda una vida, puede realizar en el hombre, en cualquier hombre, lo que Jesús asegura a su compañero de suplicio: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”

5.    Finalmente contemplemos a Jesús.

No soy yo quien explique lo que Dios quiere que veas y contemples en Jesús.

Todos estamos llamados a este, y a muchos ratos de contemplación silenciosa del Crucificado.

Él es quien ha atraído hacia sí mismo a hombres y mujeres de toda clase, edad y condición, hasta el punto de que, superado todo sentimiento, han deseado encaramarse a la Cruz para abrazar el Amor en Cristo crucificado.

La fe es la que impulsa a levantar el espíritu hasta alcanzar al Crucificado en un abrazo que funde lo divino con lo humano.

-  Este atrevimiento es el que han tenido tantos seres humanos, muchos muy alejados de Dios y pecadores, cuando la Luz de la fe les ha permitido ver en Cristo crucificado, “al más bello de los Hombres”, como lo vieron, y lo querían retener, Pedro, Santiago y Juan en el Tabor, precisamente para que entendieran, sin confusión, al Crucificado, cuando llegara el momento.

La medida del amor al Dios revelado es la medida de haber aceptado el don de la fe, que permite decir siempre:

Gracias, Señor, por la luz con la que iluminas nuestro espíritu, en la justa medida que Tú nos das a cada uno, que es la necesaria para aceptarla en su plenitud singular, y “acuérdate de mí en tu Reino” y de todos los que has puesto en mi vida, y más especialmente de cuantos soy más responsable de tu Gracia en ellos, como dice S. Pablo, por haberte fiado de mí..., en quien se cumple lo de: no he venido por los justos sino por los pecadores”

Tuya es la obra, porque sólo Tú tienes mérito ante el Padre.

Gracias por el Espíritu Santo, que nos conduce al conocimiento de tu Verdad.

María, vuestro cielo en la tierra y, ahora en cuerpo y alma fundida en vuestro Ser divino, Uno y Trino, y su esposo S. José, intercedan por todos nosotros, para que, por vuestra Misericordia, alcancemos el cielo de tu reinado prometido.

Federico Allara 


SANTORAL DEL DÍA  

s. Clemente I, papa y mártir: 

sus reliquias son veneradas 

en la Iglesia que lleva su mismo título



 JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO 




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