JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
5 minutos en nuestro "día a día"
35 La gente estaba allí mirando; y hasta las autoridades se burlaban de él diciendo:
DÍA 23 NOVIEMBRE CICLO C
·
Es al pie de la Cruz donde reconocemos a
Jesús Rey del Universo.
Todo y todos le debemos la existencia, pero más grande ha sido la Redención.
Fuimos creados
por Amor, y este Amor se ha revelado
con lo más grande de su esencia: ¡Perdonar! habiéndonos convertido
en enemigos.
LA PALABRA, que nos creó, no abandona y, siendo inocente ha sufrido condena, aceptada por el
Padre al ser “vencedor de la muerte y
hacedor de la vida eterna”
Hagamos
oración contemplando el Calvario.
1. Miremos a María. Es el cielo en la tierra. Ella, la “llena de Presencia de Dios” de pie, como primera sacerdotisa, haciendo ofrenda del Hijo al Padre,
nacido de sus entrañas como Hombre.
-
Allí estuvo su Madre viendo, todo el cielo, la crucifixión del Hijo de Dios.
2.
Miremos a María con el resto fiel que
ama, llora y confía contemplando el drama.
A muy pocos permitió Dios que, presenciaran la muerte de Jesús como
fieles testigos de su fe; así ha sido siempre la
Historia de Salvación.
Dios ha necesitado de pocos hombres y mujeres
para llevar adelante su obra frente
a la oposición del mundo.
S. Lucas empieza diciendo: “El pueblo estaba mirando”
-
El pueblo siempre mira lo que pasa; espera
ver y aprender de los testigos de verdad o el que vive
defraudado y marginado por los que causan escándalo.
-
En el Calvario, viendo crucificar a Jesús, el pueblo estaba mirando.
3.
Miremos a los magistrados, que hacían muecas, a los sabios y entendidos, que decían:
“A otros
ha salvado, que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios” creando confusión y duda con sus palabras de salvación, perdonando
y curando; ellos, en lugar de ver
y creer, se escandalizaban, reconociéndolo.
4. Subamos a contemplar a los tres crucificados.
·
Gestas representa a todos los que se rebelan
ante el sufrimiento.
Quedan atrapados en su realidad y, la rebeldía les impide ver y serenar
su espíritu para buscar y hallar el porqué de su estado.
En esta situación de confusión interna se reacciona contra todo
lo humano y lo divino; no
ven que la rebeldía es contra sí mismo, siendo causa de su
muerte espiritual antes que de la física.
Toda rebeldía ciega el corazón y la mente.
·
Dimas es signo de los que aceptan el Don de la Gracia de la fe.
Está en la misma situación que Jesús y Gestas, pero en medio de su sufrimiento sabe contemplar y ver desde su espíritu,
que es más y mejor que un simple mirar.
Ve la actitud de Jesús en la Cruz y la de
Gestas, su compañero.
Reconoce su mal y que su condena es justa; reconoce a Jesús que es inocente y lo
reconoce como Rey; es apóstol y
testigo buscando el bien de su compañero:
“Nosotros lo estamos justamente…, en cambio, este no ha hecho nada malo”
·
En Dimas vemos, lo que tantas veces repetimos, que no es cualquier cosa la fe en Dios.
Tiene ante él a Jesús en un estado que no es,
precisamente, el más adecuado para creer
en un hombre; Jesús está crucificado como él; saber distinguir la realidad de
Jesús de la suya, no es cuestión de la sola razón, y menos sufriendo
como crucificado.
Nos demuestra que la fe es la aceptación de la realidad objetiva de Jesús, que trasciende su Vida humana, visible y
palpable, para que todo ser humano, que acepte lo que Dios le da a entender, vea a Dios por la fe; lo divino en
lo humano.
La fe es la que le permite decir:
“Señor, acuérdate de mí, cuando llegues a tu Reino”
S. Juan Pablo II – Aud. Gen. 16-XI-1988:
“Se diría que, es la primera canonización de la historia, realizada por Jesús, en
favor de un malhechor que se dirige a Él en aquel momento dramático”.
“Un momento de conversión auténtica, un momento de Gracia, puede saldar las deudas de toda una vida, puede realizar en el hombre,
en cualquier hombre, lo que Jesús asegura a su compañero de suplicio: “Hoy
estarás conmigo en el paraíso”
5. Finalmente contemplemos a Jesús.
No soy yo quien explique lo que Dios
quiere que veas y contemples en Jesús.
Todos estamos llamados a este, y a muchos ratos de contemplación silenciosa del Crucificado.
Él es quien ha atraído hacia sí mismo a hombres y mujeres de toda clase, edad y condición, hasta el punto de que, superado
todo sentimiento, han deseado encaramarse
a la Cruz para abrazar el Amor en Cristo crucificado.
La fe es la que impulsa a levantar el
espíritu hasta alcanzar al Crucificado en un abrazo que funde lo divino
con lo humano.
- Este atrevimiento es el que han tenido tantos
seres humanos, muchos muy alejados de Dios y pecadores, cuando la Luz de la fe les ha permitido
ver en Cristo crucificado, “al más bello de los Hombres”, como lo vieron, y lo querían retener,
Pedro, Santiago y Juan en el Tabor, precisamente para que entendieran, sin
confusión, al Crucificado, cuando llegara el momento.
La medida del amor al Dios revelado es la medida de haber aceptado el don de la
fe, que permite decir siempre:
Gracias, Señor, por la luz con la que
iluminas nuestro espíritu, en la justa medida que Tú nos das a cada uno, que es
la necesaria para aceptarla en su plenitud
singular, y “acuérdate de
mí en tu Reino” y de
todos los que has puesto en mi vida, y más especialmente de cuantos soy más
responsable de tu Gracia en ellos, como dice S. Pablo, por haberte fiado de mí..., en quien se
cumple lo de: “no he venido
por los justos sino por los pecadores”
Tuya
es la obra, porque sólo Tú tienes mérito ante el Padre.
Gracias
por el Espíritu Santo, que
nos conduce al conocimiento de tu
Verdad.
María, vuestro cielo en la tierra y, ahora en cuerpo y alma fundida en vuestro
Ser divino, Uno y Trino, y su
esposo S. José, intercedan por todos nosotros, para que, por vuestra Misericordia, alcancemos el cielo de tu reinado prometido.
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
s. Clemente I, papa y mártir:
sus reliquias son veneradas
en la Iglesia que lleva su mismo título
JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO

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