PALABRA DE DIOS

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La ofrenda de la viuda pobre
(Mc 12.41-44)
21
1 Jesús estaba viendo cómo los ricos echaban dinero en las arcas de las ofrendas, 2 y vio también a una viuda pobre que echaba dos monedas de cobre. 3 Entonces dijo:
–Verdaderamente os digo que esta viuda pobre ha dado más que nadie, 4 pues todos dan sus ofrendas de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para su sustento.

DÍA 24 NOVIEMBRE CICLO C

· Dios nos permita entender cuándo somos verdaderamente ricos y cuándo somos realmente pobres. El criterio de Dios no es el del mundo.

- La única riqueza que tenemos es la vida. Haber llegado a la existencia es el mayor don gratuito que disfrutamos los seres humanos.

- El siguiente don es saber que vivimos; tomar conciencia de que vivir sobrepasa la mera existencia; es don porque significa habernos interrogado sobre el cómo, el porqué y el para qué existimos.

- Esta toma de conciencia plantea “la trascendencia de la vida” y la de “procurar hallar respuesta a los interrogantes personales”

Todo lo cual lleva a conocer lo grande y asombroso que es vivir.

Advertimos que, estamos en el mundo sin ser necesarios; porque el mundo sin cada uno de nosotros sigue adelante; pero hay un para qué de nuestra existencia; existir sin un porqué es un absurdo existencial.

· El mundo nos necesita para servirle. Sabemos que Dios no nos necesita.

Deducimos que, “el mundo nos llama a servirle” y “Dios nos llama a servir”; no es lo mismo.

Ser “llamados a servir a los intereses del mundo” es crear una dependencia”, mientras que, ser “llamados a servir” nos invita a responder desde la libertad porque, no servimos a Dios, sino a nuestros prójimos: “Lo que hacéis a estos pequeños a Mí me lo hacéis”.

· Del solo “existir” se pasa a “vivir desde la libertad”; “se halla sentido en servir”.

- Ser llamados a “servir desde la libertad” nos plantea “servir por amor”

· El mundo nos invita a enriquecernos a costa del prójimo; cada rico, en posesión de bienes, injustamente, crea una medida de pobreza en el prójimo.

- La suma de riqueza del mundo es la realidad de su propia pobreza mientras que, la suma de la riqueza espiritual, puesta al servicio del prójimo, es riqueza que genera riqueza en quien sirve y ama, y en el prójimo.

Es cierto que, hay muchos seres humanos que viven sirviendo al prójimo desde su conciencia de ser humanos; el servicio, sólo por ser humanos o por seguir algún criterio ideológico, tarde o temprano llega a cansar al llevar implícito el interés por conseguir los frutos del bien que se hace.

· Desde el amor y desde Dios no hay más interés que el de servir en bien y para bien del prójimo; por esto “el amor no cansa ni se cansa”

Jesús vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también a una viuda pobre que echaba dos monedillas y dijo:

“Esa pobre viuda ha echado más que todos”

- Dar de lo que sobra, material y espiritualmente, es un engaño propio y una falta de amor al prójimo, además del egoísmo de pretender su dependencia.

“Ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”

· La sabiduría del pobre es que ama y valora su vida; por esto no pierde la vida aunque dé lo que le queda para vivir.

Valoramos poco la trascendencia de la vida cuando sólo procuramos guardar lo que tenemos.

Federico Allara

SANTORAL DEL DÍA