“HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
DÍA 7 OCTUBRE CICLO C
· Toda Palabra de Dios es
de fe.
En
este tiempo en el que abunda lo religioso a la carta, ser evangelizadores
es hablar una y otra vez de que, la respuesta a la voluntad de Dios es
aceptar su revelación; partir
de lo único que nos permite hablar de Dios: la fe en su Verdad
ofrecida al mundo.
-
Su
Verdad no es equiparable a nuestras verdades.
-
Su
Verdad no va dirigida directamente a la razón, sino a la integridad del ser humano.
Quien
no la escucha desde la integridad de su vida, usando
sólo la razón, la rebaja, considerándola una más de las verdades, es
decir, no dispone su vida al respeto de
Dios para aceptar, conocer y creer en Él desde la fe.
Tenemos
que conocer a María,
según el Evangelio, para tenerla
como referencia de Mujer de fe y honrarla desde su dignidad; llamada
a ser MADRE DE DIOS.
-
Título
que le pertenece sin ser divina; es una criatura humana, miembro del Cuerpo del Hijo de Dios Resucitado y, como
todos los bautizados, miembro de
la Iglesia.
-
Es
más grande ante Dios por pertenecer al Cuerpo
de Cristo que por tener el título de Madre de Dios; seamos conscientes de ello y valoremos,
los cristianos, el ser y estar
bautizados.
“El Santo que va a nacer
será llamado Hijo de Dios”
· María
es Hija de la Palabra,
como todos nosotros, llamada a la vocación de ser Madre. Vocación que
la hace Mujer única y singular por
voluntad divina.
-
La fe
de la Iglesia católica es la que nos sitúa ante María.
-
Nuestra
fe pasa siempre por
“aceptar las cosas de Dios”
desde la Iglesia; no nos llega la voluntad de Dios llovida
directamente desde el cielo, ni por medio de ángeles.
A
los bautizados nos debe preocupar, no si somos cristianos,
sino si somos de Cristo; ser de Cristo no es, solamente, cuestión
de discernimiento desde nuestro propio espíritu.
“Alégrate, llena de
Gracia, el Señor está contigo”
Estas
fueron las primeras palabras del Ángel a
María.
Regocijémonos
al “saber que Dios nos ha creado para
“alegrarnos”, conscientes de poseer una medida de Gracia, de Presencia de Dios para creerlo y conservarlo; no solo pensar
o complacernos de ser cristianos.
- Y
como María preguntémonos: “¿Cómo puede
ser esto?”
-
La
respuesta es:
por pura Misericordia de Dios y nunca por méritos propios.
Elegir la vocación,
desde nuestro propio discernimiento como cristianos, no es del todo correcto porque, nuestro espíritu puede no estar dispuesto para saber la voluntad de
Dios; hasta para la decisión a una vida consagrada.
·
María
condicionó su Sí: “Hágase en mí según tu palabra”
¿De
quién depende, en
nosotros, la garantía de nuestra
respuesta a Dios?
A ningún Santo ha cansado repetir el Anuncio del Ángel a María, y añadir que ruegue
por nosotros “ahora y en la hora de nuestra muerte”
El rezo del Rosario es una “alabanza a Dios” “honrando a María”
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
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