LES PROHIBIÓ TERMINANTEMENTE
DECÍRSELO A NADIE
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
Ageo 2,1-9
Lucas 9,18-22Pedro declara que Jesús es el Mesías 18 Un día estaba Jesús orando, él solo. Luego sus discípulos se le reunieron, y él les preguntó: –¿Quién dice la gente que soy yo? 19 Ellos contestaron: –Unos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías, y otros, que uno de los antiguos profetas, que ha resucitado. 20 –Y vosotros, ¿quién decís que soy? –les preguntó. Pedro le respondió: –El Mesías de Dios. 21 Pero Jesús les encargó mucho que no se lo dijeran a nadie. Jesús anuncia su muerte 22 Les decía Jesús: –El Hijo del hombre tendrá que sufrir mucho, y será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Lo van a matar, pero al tercer día resucitará. |
DÍA 26 SEPTIEMBRE CICLO C
“Jesús preguntó a su discípulos: “Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?
Pedro respondió: “El Mesías de Dios”. Les prohibió terminantemente decírselo a nadie”
Parece
una contradicción que Jesús, enviado
por el Padre para dar a conocer la identidad de Dios, hasta
la plenitud de los tiempos desconocida, prohibiera terminantemente a los discípulos dijeran a nadie lo
que acababa de pronunciar Pedro: que era “el Mesías esperado”
Desde
la fe lo podemos entender; son realidades
complejas para el mismo Pueblo
elegido, que piensa “saber en qué
Dios cree”
1. Aceptar que el cumplimiento de las
Promesas de Dios llega con Jesús; las conocemos como “la
llegada de la plenitud de los tiempos”
en los que, va a tener lugar el final
de la revelación divina.
2. El Pueblo conocía a Dios por los
hechos de su liberación de Egipto y por la Misericordia experimentada por su permanente
rebeldía.
3. Jesús era el encargado de anunciar
la Verdad de la identidad del Dios
que su Pueblo conocía; pero no lo reconocía como Dios, Uno y Trino.
Vemos
la
dificultad que era, para Jesús, ser enviado a cumplir estas tres
condiciones; precisamente ante su Pueblo en el que, los Maestros de la
Ley creían saber más de Dios que Él.
Tenemos
la experiencia de sus inicios en Nazaret,
donde fue rechazado y con ánimo de hacerle desaparecer; pero “empezaba su Hora” y “no su fin”
Una
cosa fue la revelación que tuvo Pedro
para acertar quien era Jesús y otra, que los mismos discípulos lo
creyeran.
El
hecho de que Dios se haya revelado, por una parte es la garantía de su Verdad, y por otra sigue siendo el campo de batalla, no sólo de su Pueblo, sino
de toda razón humana que se plantea la
Verdad de Dios para creer en Él con garantía.
“Les prohíbe
terminantemente decírselo a nadie”
·
Jesús no escribió nunca nada para su futuro, ni dio clases magisteriales,
sino que fue de pueblo en pueblo,
mezclándose en las sinagogas para enseñar
lo que debía.
Esto quiere decir que:
-
La fe
hay que pedirla, o aceptar su gratuidad, como Pedro y,
- La transmisión de la fe no es solamente
cuestión de escribir y de leer, o de dar lecciones sobre Dios, sino que, es responsabilidad personal de todos los bautizados ser testigos, con hechos de
amor a Dios y al prójimo, para que no
sean solo palabras, sino obras de amor y perdón, que
puedan ser vistas y creídas por quienes “tienen ojos
para ver y oídos para escuchar”
Realidad de la exigencia de la fe, que no nos permite a los bautizados justificarnos
haciendo juicio negativo; hoy y
siempre ha habido testigos de verdad, desde
su vida y con su sangre. ¡Es el siglo de los mártires!
·
La razón que da Jesús para prohibir decir que
es “el Mesías de Dios” es que:
“El Hijo del Hombre tiene
que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, ser ejecutado y resucitar al
tercer día”
Pienso que tenemos suficientes motivos para sentirnos responsables y entender
por qué Jesús prohibió hablar.
Jesús sigue siendo mirado con recelo por
creyentes y no creyentes pero, “la sabiduría le ha dado la razón”
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
DESDE QUE TE CONOCÍ
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