viernes, 18 de julio de 2025

ESCUCHAR A JESÚS 

ES ESCUCHAR A DIOS

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

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Lucas 10,38-42

Jesús en casa de Marta y María
38 Seguían ellos su camino. Jesús entró en una aldea, donde una mujer llamada Marta le recibió en su casa. 39 Marta tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies de Jesús, escuchaba sus palabras. 40 Pero Marta, atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo:
–Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.
41 Jesús le contestó:
–Marta, Marta, estás preocupada e inquieta por muchas cosas; 42 sin embargo, solo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará.


XVI DOMINGO TIEMPO ORDINARIO CICLO  -C

Gn 18,1-10

Cuán necesario es conocer nuestro pasado para discernir el presente; lo es para nuestra vida personal familiar y, sobre todo, para nuestra vida espiritual, que es respuesta a la relación que Dios quiere tener con cada uno de nosotros, personal y comunitariamente desde su iniciativa.

La relación con Dios nunca puede partir de  nuestra propia iniciativa; no podemos tener una relación personal con Él si no es por iniciativa suya; se adelanta a nuestro deseo personal de relacionarnos con Él; no puede existir “relación” si pensamos en un Dios impersonal”.

Este texto nos habla de “la vida nómada” y de su carácter acogedor y hospitalario.

Abrahán acoge a tres hombres extranjeros, les trae agua para lavarse los pies, les prepara un bocado de pan y, les invita a descansar mientras prepara un banquete. Son actitudes que llegarán a ser plenitud en el Amor de Dios en Cristo Jesús.

El signo de esta visita es que “son tres hombres comportándose como uno”.

“Cuando yo vuelva, Sara habrá tenido un hijo”

·         La vida de fe no comienza en nosotros; somos descendientes de Abrahán.

La relación de Dios con el ser humano viene de lejos, y culmina en Dios-con-nosotros y en nuestra alma.

Es Dios quien lleva las riendas de nuestra reconciliacióndesde el principio”.

La verdadera fe es respuesta a la Palabra de Dios, al Hijo hecho Hombre, presente desde la Creación, con el Espíritu Santo; no nace de un subjetivismo religioso.


Lc 10,38-42

Jesús siempre iba de camino. El Evangelio de hoy nos dice que, entró en una aldea, Betania,  sabemos el nombre por otros evangelistas, y es invitado a una casa de la que, se nos nombra solo a dos mujeres.

El texto nos quiere enseñar a partir de las actitudes de cada una de ellas.

El Evangelio va a lo que va, no es un libro de punto y seguido, sino que se centra en lo que nos quiere enseñar, y prescinde de lo innecesario de la enseñanza en su momento.

Esto nos debe ayudar a:

·        Saber dialogar.

·        Saber centrarnos en un punto concreto y común, para la mutua ayuda, en su discernimiento y, si es un punto espiritual invocar al Espíritu para no divagar en la enseñanza.

Nada nos dice hoy de su hermano Lázaro, que tanta trascendencia iba a tener para Jesús en los últimos tiempos de su vida en su tierra, ni de los Doce, si estaban o no.

Marta es la que lo recibe en casa. Se resalta la Presencia de Jesús.

Es lo más importante para nuestra vida; si no valoramos lo que significa la Presencia de Jesús en nuestro propio hogar, de poco sirve saber las actitudes de Marta y María.

Si no valoramos, esencialmente, la Presencia de Jesús, nuestro diálogo y nuestra oración pueden quedar en una discusión de pareceres sobre “el hacer” o la oración de las hermanas.

Lucas nos centra en lo esencial: la Palabra de Dios.

Jesús no confronta las actitudes, sino que resalta la que es esencial para una vida que desea seguir sus huellas.

Si, en la vida espiritual de un ser humano,  Jesús no cuenta para él, sería una contradicción el que esta persona dijera que, “lo esencial es escuchar su Palabra”.

El texto nos invita:

·         Ver dónde estamos situados ante Jesús.

·         Si Jesús es, para nosotros creyentes, la visibilidad del Dios invisible deducimos, lógicamente, que lo esencial es escuchar la voz de su Palabra y agradecer su Presencia.

Si no fuera así, es fácil pasar a dar la razón a Marta porque, según el parecer del mundo, y la preocupación que tenemos hoy los humanos, es “ver lo esencial en el hacer”

No es fácil vivir la Presencia de Jesús aun celebrándole y creyéndole vivo en el Sagrario.

Acostumbrados a vivir en relación “desde las ausencias” aun estando presentes; habiendo  perdido “el valor de la presencia de las personas”, hablar de la Presencia de Jesús puede parecer extraño, incluso desde la fe.

Antes de preguntarnos si hacemos oración pensemos, sin fantasías:

¿Qué haríamos si a nuestra casa llamara y entrara Jesús?

¿Cuál nos parece más correcta de las actitudes de María y Marta?

No sólo desde la fe, sino teniendo en cuenta QUIÉN ES JESÚS y a qué vino EL HIJO al mundo; sin fe da igual quien llame a la puerta, ni que sea Jesús.

·        Jesús llega a nuestra casa para que escuchemos su PALABRA; ha venido a servir y no a ser servido”. No olvidemos que su PALABRA es nuestro alimento.

El dijo que, su alimento era hacer la voluntad del Padre”

Lo primero, escucharle; luego anunciarle desde lo que Él nos da.

Sin contraponer ni desdecir lo que debemos hacer por el prójimo entendemos que, para el buen hacer y para la evangelización y educación en la fe” tenemos que conocer la PALABRA si no queremos ir al mundo con “nuestras verdades”, que no son su Verdad.

Este es el sentido de que María escogiera la mejor parte y que no le sería quitada”.

Importante fue que, Marta preparara, “el menú que fuera”, creyendo la importancia de QUIÉN era el invitado; como importante era su fe, que la reveló y expresó, la primera, ante Jesús.

No digamos que ¡ojalá tuviéramos la oportunidad que tuvo María! porque, JESÚS SIGUE VIVO CON NOSOTROS.

Pensemos: ¿Cómo es nuestra verdadera y habitual relación con Jesús? 

(No comento el texto de la carta a los colosenses, porque es un tema aparte).      

 Federico  Allara


SANTORAL DEL DÍA

S. Apolinar, obispo de Ravena y mártir



COMO MARÍA




 

 

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