ESCUCHAR A JESÚS
ES ESCUCHAR A DIOS
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
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Lucas 10,38-42
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XVI DOMINGO TIEMPO ORDINARIO CICLO -C
Cuán
necesario es conocer nuestro pasado para
discernir el presente; lo es para
nuestra vida personal familiar y, sobre todo, para nuestra vida espiritual, que es respuesta a la relación que Dios quiere tener con cada uno de
nosotros, personal y comunitariamente desde su iniciativa.
La
relación con Dios nunca puede partir de nuestra propia iniciativa; no podemos tener una relación personal con
Él si no es por iniciativa suya; se adelanta a nuestro deseo personal de
relacionarnos con Él; no
puede existir “relación” si
pensamos en ”un
Dios
impersonal”.
Este
texto nos habla de “la vida nómada”
y de su carácter acogedor y hospitalario.
Abrahán
acoge a tres hombres extranjeros, les
trae agua para lavarse los pies, les prepara un bocado de pan y, les
invita a descansar mientras prepara un banquete. Son actitudes que llegarán a ser plenitud en
el Amor de Dios en Cristo Jesús.
El signo de
esta visita es que “son tres hombres
comportándose como uno”.
“Cuando
yo vuelva…, Sara habrá tenido un hijo”
·
La
vida de fe no comienza en nosotros; somos
descendientes de Abrahán.
La
relación de Dios con el ser humano viene de lejos, y culmina en Dios-con-nosotros y en
nuestra alma.
Es
Dios quien lleva las riendas de nuestra reconciliación “desde el
principio”.
La
verdadera fe
es respuesta a la Palabra de Dios, al Hijo hecho Hombre, presente
desde la Creación, con el Espíritu Santo; no nace de un subjetivismo
religioso.
Lc 10,38-42
Jesús
siempre iba de camino. El Evangelio de hoy nos
dice que, entró en una aldea,
Betania, sabemos el nombre por otros evangelistas, y es invitado a una casa de la que, se nos nombra solo a dos
mujeres.
El
texto nos
quiere enseñar a
partir de las actitudes de cada una de
ellas.
El
Evangelio va a lo que va, no
es un libro de punto y seguido, sino que se centra en lo que nos quiere enseñar, y
prescinde de lo innecesario de la enseñanza en su momento.
Esto
nos debe ayudar a:
·
Saber
dialogar.
·
Saber
centrarnos en un punto concreto y común, para
la mutua ayuda, en su discernimiento y,
si es un punto espiritual invocar al Espíritu para no divagar en la
enseñanza.
Nada
nos dice hoy de su hermano Lázaro, que tanta trascendencia
iba a tener para Jesús en los últimos tiempos de su vida en su tierra, ni de los Doce, si estaban o no.
Marta
es la que lo recibe en casa. Se resalta la Presencia de Jesús.
Es
lo más importante para nuestra vida; si no valoramos lo que significa
la Presencia de Jesús en nuestro propio hogar, de poco sirve saber las
actitudes de Marta y María.
Si
no valoramos, esencialmente, la Presencia de Jesús, nuestro diálogo y nuestra oración pueden quedar en una discusión de pareceres sobre
“el hacer” o la oración de las hermanas.
Lucas
nos centra en lo esencial: la Palabra
de Dios.
Jesús no
confronta las actitudes, sino que resalta la que es esencial para una vida que desea seguir
sus huellas.
Si,
en la vida espiritual de un ser humano, Jesús no cuenta para él, sería una contradicción el que esta
persona dijera que, “lo esencial es escuchar su Palabra”.
El
texto nos invita:
·
Ver dónde estamos situados ante
Jesús.
·
Si
Jesús es,
para nosotros creyentes, la visibilidad
del Dios invisible deducimos, lógicamente, que lo esencial es escuchar la voz de su Palabra y
agradecer su Presencia.
Si
no fuera así, es fácil pasar a dar la
razón a Marta porque, según el
parecer del mundo, y la preocupación que tenemos hoy los humanos,
es “ver lo esencial en el hacer”
No
es fácil vivir la
Presencia de Jesús aun celebrándole
y creyéndole vivo en el Sagrario.
Acostumbrados
a vivir en relación “desde las ausencias” aun
estando presentes; habiendo perdido “el
valor de la presencia de las personas”…, hablar de la Presencia de Jesús puede parecer extraño,
incluso desde la fe.
Antes
de preguntarnos si hacemos oración pensemos, sin fantasías:
¿Qué
haríamos si a nuestra casa llamara y entrara Jesús?
¿Cuál
nos parece más correcta de las actitudes de María y Marta?
No
sólo desde la fe,
sino teniendo en cuenta QUIÉN ES JESÚS y a qué vino EL HIJO al mundo; sin
fe da igual quien llame a la puerta, ni que sea Jesús.
·
Jesús
llega a nuestra casa para que escuchemos su PALABRA;
“ha
venido a servir y no a ser servido”. No olvidemos que su
PALABRA es nuestro alimento.
El
dijo que, “su
alimento era hacer la voluntad del Padre”
Lo primero, escucharle; luego
anunciarle desde lo que Él nos da.
Sin
contraponer ni desdecir lo que debemos hacer por el prójimo entendemos que, “para el buen hacer y para la evangelización y educación en la fe”
tenemos que conocer la PALABRA si no queremos ir al mundo con “nuestras
verdades”, que no son su Verdad.
Este
es el sentido de que María escogiera la mejor parte y que “no le sería quitada”.
Importante
fue que, Marta preparara, “el menú que fuera”, creyendo la importancia de QUIÉN era el invitado; como importante era su fe, que la reveló y expresó, la primera, ante
Jesús.
No
digamos que ¡ojalá tuviéramos la oportunidad que tuvo María! porque, JESÚS SIGUE VIVO CON NOSOTROS.
Pensemos: ¿Cómo es nuestra verdadera y habitual relación
con Jesús?
(No comento el texto de la carta a los
colosenses, porque es un tema aparte).
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
S. Apolinar, obispo de Ravena y mártir
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