MARÍA CONSINTIÓ QUE LO IMPOSIBLE SE HICIERA REALIDAD
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
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Lucas 1,26-38 |
SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
CICLO -C
Dios, el único Dios, creó al ser humano sin tener ninguna necesidad de hacerlo, sabiendo desde su Ser eterno lo que le iba a acarrear crear una criatura libre a su imagen y semejanza; con una libertad que sólo Él respeta aun conociendo que, puede optar negándose al Amor y a la felicidad gratuita con la que ha sido creada.
Desde la fe,
el hecho de nuestros padres sustituyendo a Dios, repetido por nosotros
en todos los tiempos, da a entender que existimos sólo por Amor.
Dios, por ser Amor, no podía soportar que, el ser
humano existiera con un espíritu muerto a la Verdad y separado irremisiblemente de Él; sin que esto quiera
decir que Dios dependa de la actitud tomada por el ser humano.
Si
llegó un tiempo en el que, Dios decide
obrar la reconciliación es para ver,
desde una inteligencia que mira con lógica, que Es y obra por Amor.
El
acontecer revelador de Dios es
para
agradecer el don de la fe, porque nada que procede de la divinidad
revelada es de sentido común, pero sí que es razonable; si no
lo fuera, la fe sería un absurdo, y no lo es.
“Alégrate llena de Gracia, el Señor está contigo”
Sabemos lo que significa estar llena de Gracia, pero ésta no anula la
libertad; María nació inmaculada, pero
en libertad como toda criatura humana.
La misma plenitud de Gracia le tuvo que hacer
ver la trascendencia del saludo del
ángel, tanto en lo que significaba
para ella como lo que iba a suponer para
su Pueblo.
María estaba desposada realmente con José, por
esto le sorprende el Anuncio de concebir no conociendo varón, al no vivir
juntos todavía.
“¿Cómo será esto?”, ante la Ley y
ante el Pueblo.
No es duda, sino el interrogante que le plantea la realidad propuesta estando desposada
ante la Ley.
·
La solemnidad de la Anunciación es una teofanía.
María ha hallado Gracia ante Dios y va a concebir al Hijo por obra del Espíritu
Santo. Estamos en la plenitud de la revelación.
Este hecho nos pone en mente y corazón
ante Dios; y nosotros decidimos.
“Será grande, se llamará Hijo del Altísimo”
·
María responde afirmativamente al Ángel,
quedando en silencio, mientras siente
que el Hijo de Dios late como nuevo
ser en sus entrañas.
Tal vez fuera el primer signo de la espada uniendo el gozo al
dolor.
“También tu pariente Isabel ha
concebido un hijo en su vejez...
“para Dios nada hay imposible”.
Sólo
nosotros podemos impedir que Dios haga lo posible en nuestra vida.
María consintió
que lo imposible se hiciera realidad.
Dios
no depende de la voluntad o libertad del hombre, aunque le pida su consentimiento.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
s. Buen Ladrón
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