domingo, 2 de marzo de 2025

“NO HAY NADIE BUENO MÁS QUE DIOS”

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Eclesiástico 17,24-29

Marcos 10,17-27

El hombre rico
(Mt 19.16-30; Lc 18.18-30)
17 Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó un hombre corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó:
–Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
18 Jesús le contestó:
–¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: ‘No mates, no cometas adulterio, no robes, no mientas en perjuicio de nadie ni engañes, y honra a tu padre y a tu madre.’
20 El hombre le dijo:
–Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.
21 Jesús le miró con afecto y le contestó:
–Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riquezas en el cielo. Luego, ven y sígueme.
22 El hombre se afligió al oir esto; se fue triste, porque era muy rico.
23 Jesús entonces miró alrededor y dijo a sus discípulos:
–¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!
24 Estas palabras dejaron asombrados a los discípulos, pero Jesús volvió a decirles:
–Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! 25 Le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.
26 Al oirlo, se asombraron aún más, y se preguntaban unos a otros:
–¿Y quién podrá salvarse?
27 Jesús los miró y les contestó:
–Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él no hay nada imposible.

DÍA 3 MARZO  CICLO -C

Hace unos días hablábamos de los dioses impersonales; a ninguno se le puede aplicar el atributo de ser único en bondad; y ayer dije que, practicar es tener habitualmente trato de amistad con Jesús, porque ser creyente es saber que Cristo vive; no hablamos de un personaje histórico, sino de Dios con nosotros, ahora y aquí.

Nuestra pretensión de ser centro es la que encasilla al prójimo privándonos de su conocimiento y de una posible relación de amistad. Este defecto puede ser real también con Jesús, y si es mala costumbre entre humanos, más lo es ante Jesús, quien merece ser conocido, aunque sea por tener cultura sobre Él.

Cuando Jesús salía al camino, el hecho de acercarse uno corriendo, significa tanto la preocupación de su conciencia como la confianza de acercarse aprovechando su paso; lo observamos en creyentes y paganos en su tiempo.

¿A qué llamamos vida espiritual los creyentes cristianos católicos?

No siempre es el fruto de un habitual trato de amistad con Jesús desde la fe.

El hombre, que nos relata el Evangelio de hoy, se acercó a Jesús para tratar un problema de conciencia, que era nada más y nada menos que, el deseo de alcanzar la vida eterna después de ser fiel cumplidor de lo que mandaba la Ley y los Mandamientos.

Maestro bueno, 

¿Qué haré para heredar la vida eterna?

¿Por qué me llamas bueno? 

No hay nadie bueno más que Dios”

Lo eterno le corresponde solo a Dios; a nosotros, en su realidad, en la medida de nuestra fe en su Misericordia.

¿Eres indiferente ante el futuro y ante la vida eterna, o qué aceptas ante el deseo de ser inmortal?

La respuesta que demos puede significar “fruncir el ceño y marchar” por ser muy ricos.

No pasemos por alto el gesto de Jesús, como lo hacemos con la Palabra de Dios muchos días, sin meditarla, menospreciando la vida y el tiempo.

“Jesús se lo quedó mirando, 

lo amó y le dijo: “Una cosa te falta”

Si eres tan bueno, si te consideras tan dado en servicio, si crees que Jesús está realmente satisfecho de tu vida, atrévete a contemplar que te mira con amor y te dice:

Una cosa te falta

¿Qué nos cuesta dar de nuestra vida y confiar para ser verdaderos discípulos seguidores de Jesús?

“¡Qué difícil les será entrar 

en el Reino de los cielos 

a los que tienen riquezas!”

Entrar en el Reino de los cielos es conocer a Jesús, ahora en el aquí de nuestro tiempo; el cielo viene después de lo hecho en este mundo.

La riqueza en sí misma no es mala. Lo malo es idolatrarla y pretender fundamentar la seguridad de la vida sobre ella. Nosotros la hacemos mala.

Cada uno debe considerar cuál es la riqueza que le da la espalda a Jesús.

No juzguemos a este hombre, porque esta persona somos tú y yo.

·       La inmortalidad como salvación eterna, de ser en Dios, no es posible alcanzarla ningún ser humano. Nos salva la Misericordia divina.

·       El rostro humano de la Misericordia divina es Jesús. 

  F. Allara

SANTORAL DEL DÍA

s. Cunegunda, esposa de s. Enrique II, emperador



CUANATO AMOR








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