miércoles, 3 de septiembre de 2025

 LA GENTE SE AGOLPABA 

EN TORNO A JESÚS

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIO1-8S

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Colosenses 1, 9-14

Lucas 5,1-11

La pesca abundante
(Mt 4.18-22; Mc 1.16-20)
5
En una ocasión se encontraba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y se sentía apretujado por la multitud que quería oir el mensaje de Dios. Vio Jesús dos barcas en la playa. Estaban vacías, porque los pescadores habían bajado de ellas a lavar sus redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la barca y comenzó a enseñar a la gente. Cuando terminó de hablar dijo a Simón:
–Lleva la barca lago adentro, y echad allí vuestras redes, para pescar.
Simón le contestó:
–Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada; pero, puesto que tú lo mandas, echaré las redes.
Cuando lo hicieron, recogieron tal cantidad de peces que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros de la otra barca, para que fueran a ayudarlos. Ellos fueron, y llenaron tanto las dos barcas que les faltaba poco para hundirse. Al ver esto, Simón Pedro se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo:
–¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!
Porque Simón y todos los demás estaban asustados por aquella gran pesca que habían hecho. 10 También lo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón:
–No tengas miedo. Desde ahora vas a pescar hombres.
11 Entonces llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y se fueron con Jesús.

DÍA 4 SEPTIEMBRE  CICLO  -C

Abrirse paso en la vida es difícil; también lo fue para Jesús a pesar de que, en la tierra que pisaba, lo religioso era su razón de ser.

La gente sencilla veía en Él a un hombre muy diferente de los que tenían autoridad para hablar; las palabras que escuchaban de Él no las oían de ningún letrado ni fariseo.

Lo que facilitaba su labor, lo dificultaba su enseñanza. Jesús había venido para cumplir las promesas e identificar la Realidad del Dios conocido; les sorprendía su autoridad porque  a los fariseos les parecía que “interfería con la Ley”.  

Jesús estaba de pie junto al lago de Genesaret y subió a una barca.

En la Escritura todo tiene un porqué.

Jesús, que es la cercanía divina con lo humano, pidiendo que se separara la barca y, “subiendo a ella” significaba la verdad de ser con la gente desde la diferencia. Es lo que percibían los que le seguían: su “estar cerca”, desde la diferencia experimentada, que no les impedía sentir su amor en sus vidas.

No es casual que la barca que elige para subir sea la de Pedro y que, cuando terminó de hablar le dijera:

“Rema mar adentro, 

y echad las redes para pescar”

La relación de Dios con cada uno de nosotros es anterior al tiempo de sentir su forma singular de llamarnos.

No hay que esperar hechos grandes; pero me atrevo a decir que, quien no reconoce que Dios haya hecho algo en su vida, difícilmente lo reconocerá cuando pase a llamarle, singular y sencillamente, para creer en Él.

Jesús estaba preparando la llamada de Pedro, mientras él no se enteraba.

“Maestro, hemos estado bregando 

toda la noche y no hemos cogido nada”

¡Cuántos pensamientos de Dios! ¡Cuántas redes echadas! ¡Cuántas noches pasadas sin tener conciencia de haber recogido algo!, pero Pedro le dijo:

“Por tu palabra, echaré las redes”

Jesús le mostró a Pedro que, una cosa es el buen trabajo humano, y otra, hacer el mismo trabajo en su Nombre.

Hoy es un tiempo en el que no podemos decir, de la mayoría de las gentes, que no trabajan.

Dentro de la misma Iglesia, los que conocemos todo su quehacer, podemos afirmar que hay cansancio por muchas horas dedicadas en hacer lo que sabemos que hemos de hacer; unos y otros qué hacemos, “en su Nombre”, para dejar de interrogarle a Él como señores.

Solemos decir que, para hablar de Dios hay que hablar con Dios.

Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:

Señor, apártate de mí, 

que soy un hombre pecador”

Pecador, por el orgullo de pensar que Jesús se equivocaba al pedir que echaran las redes. ¡Qué ideas erróneas se tienen de la palabra pecado!

¿Cuál es el sencillo pecado que nos impide reconocer que el error no es de Dios, sino que está en nuestra orilla; el que nos impide escuchar de Jesús?

“No temas; desde ahora 

serás pescador de hombres

Porque ha venido a llamar a los que no se consideran justos.              

Federico  Allara

SANTORAL DEL DÍA

s. Rosalia, virgen palermitana



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