“¿POR QUÉ LES HABLAS
CON PARÁBOLAS?”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
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Éxodo 19,1-2.9-11.16-20 |
Mateo 13,10-17El porqué de las parábolas 10 Los discípulos se acercaron a Jesús, y le preguntaron por qué hablaba a la gente por medio de parábolas. 11 Jesús les contestó: “A vosotros, Dios os da a conocer los secretos de su reino; pero a ellos no. 12 Pues al que tiene, se le dará más y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo que tiene se le quitará. 13 Por eso les hablo por medio de parábolas; porque ellos miran, pero no ven; escuchan, pero no oyen ni entienden. 14 En ellos se cumple lo que dijo el profeta Isaías: ‘Por mucho que escuchéis, no entenderéis; por mucho que miréis, no veréis. 15 Pues la mente de este pueblo está embotada: son duros de oído y han cerrado sus ojos, para no ver ni oir, para no entender ni volverse a mí y que yo los sane.’ 16 “Pero dichosos vosotros, porque tenéis ojos que ven y oídos que oyen. 17 Os aseguro que muchos profetas y gente buena desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; desearon oir lo que vosotros oís, y no lo oyeron. |
Jesús hablaba en parábolas, que es una forma de enseñar partiendo de un hecho irreal, para que, desde él también hoy, hagamos para nuestra vida una aplicación importante o moral.
Habla
en parábolas para darnos a entender, de forma sencilla, lo que nos puede ser
difícil vivir.
Jesús
da una razón más
ante la pregunta que le hacen sus discípulos.
“¿Por
qué les hablas en parábolas?
-
Porque miran sin ver y
escuchan sin oír ni entender”
Ante
las parábolas de Jesús se dan dos hechos:
1. El de las personas que, por su condición
humana no llegan a más; las
parábolas son el modo de entender mejor
lo importante que Jesús les enseña
y
2. El de las personas que, teniendo capacidad para entender, “miran sin ver y
escuchan sin prestar atención a oír y a querer entender”
- La parábola nos sirve a unos
para enriquecernos, y a otros para seguir en su pobreza de conocimientos
de Dios.
- La parábola es la misma para todos, y la actitud de Jesús es la de enseñar en verdad y amor. Nosotros somos
quienes nos situamos en “querer oír y entender, o no”.
“Al que tiene se le dará y tendrá de sobra,
y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene”
Así es la vida en todo lo que nos afecta. La dejadez, la indiferencia, la rutina, el
relativismo, el sincretismo…son el modo de ir perdiendo caudal
hasta llegar a ser insensibles a lo
más importante, que es conocer a
Dios y su Amor, hallar sentido a
la propia vida y a poder convivir con el prójimo.
La vida de Jesús es, toda ella, cumplimiento de lo que se profetizó del Mesías.
¡Cuántas veces Jesús pronuncia “frases de los profetas o de los salmos”; como cuando estuvo clavado en la cruz: “en tus manos encomiendo mi espíritu” (Salmo
31)!
Hoy cita a Isaías:
“Oiréis con los oídos sin entender;
miraréis con los ojos sin ver” (Isaías 6,9-10)
Desde la fe hemos de partir del texto de S. Pedro: “Sabiendo, sobre todo,
lo siguiente, que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por
cuenta propia, pues nunca fue proferida profecía alguna por voluntad humana,
sino que, movidos por el Espíritu Santo, hablaron los hombres de parte de Dios”.
(2 Pe. 1,20-21)
Esto está dicho para nosotros hoy; pero la profecía era referida a los
coetáneos de Jesús.
Oyeron
con los oídos, pero no quisieron entender; miraron con los ojos, pero no
quisieron ver; no supieron interpretar
bien a los profetas ni tampoco a Jesús, que lo interpretaron desde sus propios
conocimientos.
“Porque está embotado el corazón de este pueblo,
son duros de oído, han cerrado los ojos,
para no ver…, ni entienden con el corazón”
Los
que negaron a Jesús eran creyentes pero,
en nombre del Dios que interpretaron, no vieron a Dios en el Hombre Jesús y
no le entendieron.
Hoy
sigue siendo actual la realidad del tiempo de Jesús dentro
de la Iglesia.
“Muchos profetas y justos desearon ver
lo que vosotros veis y no lo vieron,
y oír lo que oís y no lo oyeron”
¡Bienaventurados
los que vieron ayer, y los que hoy abren sus ojos para ver y su corazón para
entender!
Federico Allara
SANTORAL DEL DIA
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