“ANUNCIARÉ LO SECRETO DESDE
LA FUNDACIÓN DEL MUNDO”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Haz Clic en los textos para leer y orar
Éxodo 32,15-24.30-34
Mateo 13,31-35
|
DÍA 28 JULIO CICLO -C
¡Cuántas
frases del Evangelio dejamos de
meditar porque no las percibimos!
De
la Palabra de Dios nunca se puede decir: “Esto ya me lo sé”.
En
nuestras relaciones humanas, si existe el “ya me lo sé”, quiere
decir que no hay tal relación; ¡es tanta nuestra dignidad personal, y única, “en cada momento” que, las mismas palabras, repetidas, tienen el valor de su tiempo!. ¡Cuánto
más si es Palabra de Dios!
“Anunciaré lo secreto desde
la fundación del mundo”
Es la última frase del texto de hoy; contienen
tres ideas extraordinarias:
1.
Anunciar
es dar a conocer, es hacer saber algo nuevo.
Dios es el gran anunciador; nos da a saber de lo que
no podemos alcanzar como seres humanos.
Nos da a conocer:
2.
Lo
secreto. Dios es eterno y, “la eternidad no es “lugar”
propio del poder y de la capacidad del ser humano”. Lo eterno sólo pertenece a Dios.
Cualquier pensamiento, que se haga de Dios, es pura razón;
por esto nadie puede pensar ni hablar de Dios, ni decir: “creo en Él o lo niego” sin antes conocer y aceptar
su anuncio secreto, su revelación. Aceptarla es el camino de la fe.
3.
Desde
la fundación del mundo. Dios
es Creador del Universo y, desde la Creación, todo es revelación de su Palabra y de su Espíritu. (Gn. 1 y 2)
Anuncio y secreto, que Dios ha
ido revelando hasta la “plenitud de los tiempos” en que la Palabra
y el Espíritu conviven con
nosotros.
· La fe es el Don que anuncia lo
secreto al ser humano que escucha.
Podemos decir que tenemos fe cuando respondemos al Don de Dios.
Una cosa es
valorar nuestro caminar y crecer en la fe, que cada uno puede tener,
y otra es hacer de Dios lo que la creencia inventa o niega de Él.
Lo maravilloso del Dios revelado es que, muestra
su omnipotencia creando de la nada; y evidencia,
a quien lo quiera ver, que su hacer es siempre a partir de lo
insignificante, en comparación a los
dioses, que exigen grandezas desde
su inacción, y adoración a su poder intimidador creando dependencias desde
su inexistencia.
“El reino de los cielos se parece
a un grano de mostaza…,
la más
pequeña de las semillas”
No nos quedemos con la comparación sino con
el resultado; es fácil quedar con el
valor de lo pequeño, en este caso el grano de mostaza; lo difícil es considerar y lograr realizar el final del crecimiento del grano
de mostaza.
“Se hace un árbol hasta el punto de que
vienen los pájaros a anidar en sus ramas”
Es la exigencia de respuesta a creer en el
Dios, que nos comunica su Ser.
Si creemos que somos imagen y
semejanza de Dios, la medida de la fe realiza la medida de la sabiduría de la humildad y,
sólo desde ella, podemos y debemos
ser “árbol frondoso” donde pueda descansar el prójimo agobiado que no
tiene dónde; el orgullo no es lugar de reposo para nadie.
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
AL AMANECER
No hay comentarios:
Publicar un comentario