SU MADRE CONSERVABA
TODO ESTO EN SU CORAZÓN
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
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Génesis 18.1-15
Lucas 2,41-51
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DÍA 28 JUNIO CICLO C
Ayer
celebramos la solemnidad del Corazón de Jesús y hoy el de María.
El
corazón es siempre signo de amor, sobre todo, el de
Jesús y María.
El
de Jesús abierto por una lanza, el de María traspasado por una
espada.
-
El Corazón
de Cristo de forma real después de muerto.
-
El
Corazón de María desde su vida
espiritual conformada a la
Redención de su Hijo.
Son
“hechos” de la vida mística; hechos reales vividos por personas
concretas.
-
María es
la máxima expresión de una vida en la que, la frase de Pablo, “No soy yo, es Cristo quien vive en mí”,
queda corta.
-
María
“es Cristo…” más por configurarse a Él que
por ser Madre.
Aunque
no hubo en Ella signos externos como ocurre en algunos Santos; de Francisco de Asís podemos decir que murió “hecho
un cristo”.
Las
experiencias místicas son reales; lo fue la estigmatización
de S. Francisco, de Sta. Gemma, de S. Pio de Pietrelcina y de otros, como
la transverberación en Sta. Teresa de Jesús.
Los
estigmas son comprobados; la
transverberación es un hecho místico, sin señales reales en el corazón,
como no lo fue la espada que traspasó el Corazón de María.
En
la Fiesta de hoy leemos el Evangelio que nos narra “Jesús perdido en el Templo”. Jesús no se perdió.
“Estaba sentado en medio de los maestros,
escuchándolos y haciéndoles preguntas”
“Todos los que le oían quedaban asombrados
de su talento y de
las respuestas que daba”
Meditemos la experiencia de María y de José ante la pérdida de Jesús; ayer
meditábamos “cómo buscamos lo que perdemos cuando lo valoramos”
1.
Tomemos conciencia de cómo vivimos la fe, cómo podemos ser
indiferentes siendo “cristianos sin Cristo”, o con una vida religiosa
sin fe en Él.
2. Para un creyente, que
cree en la Encarnación del Verbo, y en las experiencias místicas de
María y de tantos hombres y mujeres que han vivido de Cristo, por Cristo, en Cristo, la fe es de mucha la responsabilidad, como para darse cuenta de
que, no corresponde a la vida de Cristo,
y de tantos testigos, cualquier
modo de religiosidad.
¡Jesús,
te mereces más de lo que te damos!
“¿Por qué me buscabais?
¿No sabíais que yo debía estar
en las
cosas de mi Padre?”
Ellos no comprendieron lo que les dijo.
Advirtamos que, la fe nos la plantea Jesús revelándonos la Verdad de la
existencia de Dios.
-
Jesús es “un signo de contradicción”.
Lo
fue para los fariseos y los escribas, no para quienes lo escucharon y le
siguieron por hallar en Él su propia dignidad, sintiéndose amados.
¿Quién
rehace nuestras vidas, cuando están rotas, devolviéndonos la paz?
“Su madre conservaba todo esto en su corazón”
¡Que
también el nuestro sepa guardar algo que sea de Jesús!
Federico Allara
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
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