jueves, 26 de junio de 2025

HE ENCONTRADO LA OVEJA 

QUE HABÍA PERDIDO

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Haz Clic en los textos para leer y orar

Ezequiel 34,11-16

Lucas 15,3-7

Entonces Jesús les contó esta parábola: “¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra la pone contento sobre sus hombros, y al llegar a casa junta a sus amigos y vecinos y les dice: ‘¡Felicitadme, porque ya he encontrado la oveja que se me había perdido!’ Os digo que hay también más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse .

DÍA 27 JUNIO  CICLO  -C

Los creyentes cristianos celebramos solemnemente la Fiesta del Corazón de Jesús; en la Cruz le fue traspasado el costado, con la lanza, para comprobar que realmente había muerto.

El centurión verificó la muerte de Jesús, pero la sorpresa de ver salir Sangre y Agua de su costado abierto convirtió su frio corazón en testigo: vio y creyó.

La Iglesia nos propone pensar, en esta fiesta, en la parábola de la oveja perdida; Jesús la dijo a los fariseos y a los escribas.

“¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas 

y pierde una de ellas?”

Advierte que, tener cien ovejas es “ser rico”; en tiempos de Jesús abundaba la pobreza, como observamos hoy que, cada día hay más y más miseria.

Los pobres “no pueden perder nada” porque casi no tienen nada y sí necesitados, quizás, de lo necesario.

Quienes podemos perder algo y, a veces de mucho valor, somos los ricos.

No miremos la riqueza sólo en los bienes materiales, sino también en los bienes espirituales; a todos nos han sido dados para el bien común.

Tal vez, de lo que más nos tenemos que examinar es de los bienes espirituales.

1.     Son bienes personales para la edificación de la propia singularidad; perderlos o usarlos mal es destruir la razón de ser y el sentido de nuestra propia personalidad; con el riesgo de caer en dudas y angustias innecesarias.

2.    Estos bienes espirituales nos han sido dados a todos los seres humanos y¡cuántos no pueden llegar a trabajarlos y llegar a ser personas dignas en la Sociedad; son responsables quienes piensan que, tienen poder para robar lo más sagrado de la vida del prójimo. 

“¿Quién no deja las noventa y nueve

va tras la descarriada, hasta que la encuentra?”

Por cualquier cosa perdida, si es de nuestro aprecio, dejamos todo como olvidado, por la seguridad de tenerlo, y buscamos ansiosos lo perdido.

La medida de “sensatez humana” es la que valora los bienes espirituales, propios de todo ser humano, al margen del mundo de las creencias.

El ser humano es un bien espiritual en sí mismo.

La pérdida de estos bienes singulares, o la indiferencia en que son valorados y vividos, son la causa de no “ser lo que podemos y debemos” o la medida de una “inestabilidad humana”, que hace perder el sentido de la vida.

¿Miramos el “no perder algún bien personal esencial”, que nos llevaría “a la nada de una existencia”?; esto es más  importante que preocuparnos de “no perder una “oveja”.

Podemos entender al Amor divino cuando dice Jesús:

“Hay más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”  cuando ve cómo parte de la Humanidad, mucha de ella sin culpa, anda descarriada.

Llegar a ser humanos, capaces de amarnos, ayudarnos, perdonarnos y ser agradecidos, es la "primera conversión" para que lleguen las demás.                                                    

Federico Allara


SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


SANTORAL DEL DÍA

s. Cirilo de Alejandría, 

obispo y doctor de la Iglesia


COMO BARRO EN TUS MANOS





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