ES RIQUEZA PERSONAL POSEER ALMA
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Lucas 9, 22-25
Jesús anuncia su muerte 22 Les decía Jesús: –El Hijo del hombre tendrá que sufrir mucho, y será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Lo van a matar, pero al tercer día resucitará. 23 Después dijo a todos: –El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame. 24 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará. 25 ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se destruye a sí mismo? |
DÍA 6 MARZO CICLO -C
Hay
riquezas que sólo las valora un creyente convencido por el don que tiene de creer en Dios desde lo que recibe, únicamente, después de
aceptar pertenecer a la Iglesia católica.
Convencido de su fe;
porque el mismo don de creer en Dios exige,
de su razón y de su corazón, conocer
y meditar larga y habitualmente el Credo.
Lo
exige la misma responsabilidad de aceptar el don, porque creer
es don; sin que se pueda demostrar fácilmente que, quien dice que no
tiene fe puede ser por faltarle el don, o por no poner los medios
para reconocer que lo tiene.
· Digo
razón,
porque no es fácil para ésta pronunciar el sí a lo que es de fe.
Todos
los discípulos de Jesús, incluida María, tuvieron que meditar mucho hasta
optar por creer en la Verdad de Dios revelado, que es aceptar el proceso
de hablar Dios al ser humano, “en muchas ocasiones y de muchas maneras por los profetas, y en esta etapa final, por el Hijo” (He. 1,1-2a).
· Digo
también corazón,
porque la fe no es la recreación de la vida en sus propios sentimientos con
relación a Dios.
Los
creyentes somos
quienes necesitamos de
nuestra propia integridad personal, de razón y corazón, como
garantía y respuesta a la gratuidad del Credo profesado.
El
mismo Jesucristo, último revelador de Dios, es “signo de contradicción, y a ti misma (María) una espada te traspasará el alma”.
(Lc. 2,34b-35a).
No
es complicado el
Credo, porque la fe nos lo aclara perfectamente.
Es
nuestra mente y nuestro corazón los que pueden complicar
la claridad del contenido de la fe que profesamos en su integridad.
Ahí
viene lo de la riqueza de creer en nuestra alma, por ser el
primer don recibido de Dios, dando vida
personal a nuestro propio cuerpo.
Que
existimos nadie lo duda; que tenemos vida por poseer alma muchos no lo
tienen claro o, por lo menos, no todos nos detenemos a meditarlo y a valorarlo.
“¿De qué le sirve a uno ganar el mundo…,
si se arruina a sí
mismo?
No se trata sólo de acumular riquezas
materiales; precisamente porque el único
valor que tenemos es la vida, el
alma y, todo lo que significa ganar el mundo puede ser quedarnos, con
relación a Dios, en lo que la razón
y el corazón deciden y,
esta opción puede arruinar la verdadera fe en Dios.
·
Creer en Dios, desde la fe católica, es optar
por Jesucristo.
Si cualquier opción que hacemos en la vida, por amor a una persona, exige la aceptación de razón y corazón de
esta persona concreta, ¿cómo podemos pensar que, optar por Jesús sea sólo cuestión determinante de la propia razón y
corazón?
·
Dios en Cristo, como he dicho otras veces, no pide negar
nuestros valores, sino meditar y
entender qué significa “negarse
a sí mismo”.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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