“TODO EL QUE SE ENALTECE
SERÁ HUMILLADO”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Lucas 18,9-14
DÍA 29 MARZO CICLO -C
Esta parábola es para quienes confían en sí mismos considerándose justos.
· ¿Qué referencia usamos para saber si
somos justos?
Si no tenemos referencias nada
más hace falta para saber que “no somos justos”.
Quien desprecia a los
demás
tiene
en esto la referencia de “no ser justo”.
Si
estos días hablamos de la globalización
de la indiferencia es porque nos hace referencia al hombre moderno que se justifica a sí mismo ante
Dios y ante el prójimo, es decir, “ante nada ni ante nadie”.
Jesús
siempre habla para humanos creyentes; la parábola de hoy
se refiere a dos personas orantes.
Si
somos creyentes, ¿cuándo, dónde, cómo y
a quién dirigimos la oración?
“¡Oh Dios!, te doy gracias
porque no soy como los demás:
hombres ladrones, injustos,
adúlteros; ni
tampoco ese publicano”
Este orante dice “lo que no es”, pero “no sabe quién es”, porque
no lo dice. Incluso se fija y juzga al
publicano sin conocerlo.
Esto es lo que demuestra ser: una persona que juzga a los demás desde
la referencia de su propio yo.
No hace falta que nos lo diga Jesús; esta persona se ensalza a sí misma y condena
a los demás sólo por saber que son publicanos.
“Ayuno dos veces por semana
y pago el diezmo de todo lo que
tengo”
Cumple la ley sin saber qué es el amor, y se goza de lo que tiene,
conformándose con pagar el diezmo.
Es una manera de confundir la caridad
cuando no importa el prójimo, que nos exige algo más que cumplir la ley; lo
olvida y no reconoce que, lo que se
almacena como propio hace injusta la tenencia de lo que es de los demás.
Jesús no va contra la propiedad, sino que
advierte a quien almacena y se conforma en cumplir la ley ante Él.
Jesús hoy hablaría de otra manera; hoy
se legaliza y se justifica robar, ser injusto y adultero, y habituarse
a ser como los demás.
El publicano, juzgado por el “justo”, se queda atrás,
sin atreverse a levantar los ojos, y reza así:
¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.
¿Quién se reconoce hoy pecador?
Puede que muchos nos manifestemos como tales,
pero tenemos que preguntarnos sobre
la referencia que nos permite decir que lo somos, o la que creemos que
nos justifica de muchas injusticias no consideradas pecados; es
decir, que hoy existe una sutil autojustificación
de bondad, ocultando muchas debilidades que nos asemejan al hombre que
se justificaba ante Dios.
“Os digo que este bajó justificado,
y aquel no…, porque
el que se
humilla será enaltecido”
Dios no consiente la humillación; exalta la sabiduría
de la humildad.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
s. Eustasio, obispo de Nápoles
ESCÚCHAME, DIOS