DIOS HA REVELADO EN JESÚS
SU ETERNA MISERICORDIA
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Fray Federico Allara O.F.M
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
14 Jesús sana a un enfermo de hidropesía 1 Sucedió que un sábado fue Jesús a comer a casa de un jefe fariseo, y otros fariseos le estaban espiando. |
Normas de comportamiento 7 Al ver Jesús que los invitados escogían los asientos de honor en la mesa, les dio este consejo: 8 –Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que llegue otro invitado más importante que tú, 9 y el que os invitó a los dos venga a decirte: ‘Deja tu sitio a este otro.’ Entonces tendrás que ir con vergüenza a ocupar el último asiento. 10 Al contrario, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó te diga: ‘Amigo, pásate a este sitio de más categoría.’ Así quedarás muy bien delante de los que están sentados contigo a la mesa. 11 Porque el que a sí mismo se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido. 12 Dijo también al hombre que le había invitado: –Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, a tus hermanos, a tus parientes o a tus vecinos ricos; porque ellos a su vez te invitarán, y quedarás así recompensado. 13 Al contrario, cuando des una fiesta, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos; 14 así serás feliz, porque ellos no te pueden pagar, pero tú recibirás tu recompensa cuando los justos resuciten. |
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XXII TIEMPO ORDINARIO CICLO
-C
Ecl 3,17-20.28-29
“Hijo, actúa con humildad
en tus quehaceres”
La humildad, como el amor
son virtudes que, sólo una madurez
humana, advertida desde la sabiduría de la experiencia, entiende practicarlas
desde el “Consejo Divino”
Quien ha llegado a ser humilde, puede
entender esta frase: “Cuanto más
grande seas, más debes humillarte”; es un paso más.
Quien contempla mucho a Jesús es capaz de humillarse; es condición de “Gracia
dada por Dios”.
Si queremos que, nos lleguen los “secretos de Dios” al alma procuremos entender “La Sabiduría Divina”, que sólo la alcanza la fe y confianza
puesta en Jesús.
Dios no nos pide teorías; nos
ofrece su Vida, que podemos
contemplar como ejemplo de libertad y felicidad vivida para una convivencia en paz.
“La desgracia del
orgulloso no tiene remedio…, un oído atento es el
deseo del sabio”
Heb 12,18-19.22-24
¡Qué importante lo que nos dice este texto!
Dios es inmutable y ha sido siempre el mismo.
La experiencia de los seres humanos, en
educación, observamos un aprendizaje progresivo desde la iniciación
en las vocales hasta llegar a poder leer, e interpretar, un escrito complicado,
o lo expresado desde el mismo silencio, que es la máxima expresión en
comunicación.
“No os habéis acercado a un fuego tangible…, al estruendo de la palabra…, ellos rogaron que no continuara hablando”
Hoy casi hemos olvidado la auténtica Realidad
e Identidad de Dios; y no nos corresponde a nosotros rebajarlo, lo
ha hecho Él; nuestro modo de tratarle
revela nuestro espíritu; con Él tenemos que ser educados, no por
cumplir modales, sino por tener interiorizado en nuestra vida el “tratar a cada uno según la dignidad que
tiene”; y Dios, aunque se haya
humillado en Jesús hasta la muerte de Cruz, sigue siendo el Señor estando en la Cruz como resucitado.
Nuestra actitud es la que Dios nos da de
respuesta, respetando nuestra libertad.
“A quien tiene se le dará…”; a quien no quiere, Dios le
acompaña en silencio.
“Vosotros os habéis acercado al Monte Sión, ciudad del Dios vivo…, al mediador de la Nueva Alianza, Jesús”
Dios ha completado su modo de “educarnos”, Revelando en Jesús su eterna
Misericordia, que podemos y debemos conocer acercándonos a Él.
Nuestra actitud es la respuesta real
que le damos a Jesús.
Lc 14,1.7-14
La parábola que utiliza Jesús expresa la posible realidad de nuestra vida.
· Jesús fue capaz de sentarse sobre hierba para el banquete de pan y pescado con los más pobres,
como también se sentó en la mesa de uno de los principales fariseos.
· Jesús, hoy resucitado, ocupa la
silla vacía de la mesa de nuestro hogar.
La medida de nuestra pobreza humana hace
posible sentir su presencia o desearla; puede silenciar
su Palabra o advertir y
sentir su presencia por poco sensible que seamos
“Cuando te conviden a una
boda, no te sientes en el puesto principal”
No hace falta examen, ni escuchar la teoría
de la parábola; sabemos dónde estamos sentados en el banquete de la
vida porque, nuestra actitud habitual nos lo revela.
Reconocer la trascendencia, positiva o negativa, de nuestras actitudes es
más difícil
Es real el lugar que ocupamos en casa, en
nuestra relación con el prójimo y también cómo somos y estamos ante el
mismo Dios, desde la aceptación de su presencia en el hogar de nuestra
vida, o indiferentes a su ausencia, que nunca es real.
Me ha gustado la frase del Papa Francisco:
“El hombre no es el lugar que ocupa, el
hombre es la libertad de la que es capaz y que manifiesta plenamente
cuando ocupa el último lugar, o cuando se le reserva un lugar en la Cruz”;
para ser meditada, largamente, por su gran contenido de trascendencia.
No es Dios quien ha dado un vuelco a la
realidad del mundo; es
el mundo el que ha dado un vuelco a Dios; y Dios, libre como Hombre en Jesús, ha allanado el camino acercándose a la mesa de pobres y de
fariseos, con la actitud libre de
ser y decir la verdad, de
tal manera que no se puede compartir la fe con las actitudes del mundo.
·
“La humildad” es incompatible con la vanidad y el orgullo;
“ocupar el último
lugar” es incompatible con vivir sentado en el
poder.
No es el lugar que ocupamos; “somos lo que somos”, estemos
en un lugar de poder, o donde la vida nos coloque, que puede ser el último
lugar o subidos a la cruz.
·
En la humildad hay que creer como creemos en Dios, humilde y humillado en
Jesús.
Hay que aceptar
su valor y la trascendencia positiva de vivirla y querer vivirla.
Sólo así podemos ser capaces de pedir este
don; la humildad no es propia de nuestra naturaleza humana, que tiende a ocupar
el puesto de Dios, desde nuestros padres. A nuestra condición humana no le agrada la humildad, ni ocupar el
último lugar.
“Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos…, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos…”
Tampoco hace falta examinarnos. Sabemos quien se sienta a la mesa de
nuestro hogar; hay que sentar a los amigos.
¿Somos capaces de compartir diálogo con
los que pensamos que son “pobres de espíritu”, “cojos por su manera de
pensar”, “ciegos por su manera de ser y, tal vez, por su manera de creer”?
Jesús hoy se ha sentado en la mesa de tu
hogar y en el mío para abrirnos los ojos y ver la
realidad de cómo somos. No nos asustemos de abrirlos y vernos ocupando el
primer lugar, o ver que no hay “ningún pobre, ni lisiado, ni cojo, ni
ciego”; demos gracias a Dios si nos ha dado el don de la humildad, y sabemos dialogar
con el prójimo cercano haciéndonos sentir bien e igual al “pobre, cojo o
ciego”.
No esperemos hasta la resurrección para ser
felices. Hagamos posible la realidad de la
libertad y de la felicidad ahora y
aquí; imposible sin querer ser humildes.
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
SAGRADO BANQUETE