TRIDUO STA ISABEL DE HUNGRÍA
PATRONA DE LA TERCERA ORDEN FRANCISCANA
Meditación-Oración
15 NOVIEMBRE 2025
Sábado, en Vall d’Uxó
· Siempre que nos reunimos los bautizados para celebrar la Eucaristía debemos sentirnos Comunidad Celebrando nuestra fe; cumplimos el mandato de Jesús de hacer realidad su Memorial de Muerte y Resurrección hasta que vuelva.
· Cada uno, desde su singularidad personal, nos unimos a los demás en Comunidad y en comunión; así es verdad la celebración de la fe en Jesús.
El motivo de este Triduo es la celebración, el lunes, de Sta. Isabel de Hungría, Patrona de la Tercera Orden franciscana.
Hablemos de la Santidad porque, en el cielo, empezando por Dios Santísimo, sólo hay Santos.
· DIOS ES EL CIELO, el paraíso, la plenitud de Vida, la Comunidad de Amor, la Misericordia, la Bondad, la Libertad…, que ha bajado a la tierra en el Hijo.
· Creer en Dios es aceptar que, todo el cielo ha descendido a la tierra, sin que esta realidad haya supuesto mutabilidad en el Ser Divino, Uno y Trino.
- Es más fácil creer en el Dios del cielo que, “en Dios descendido a la tierra”
Sin embargo, no podemos llegar al conocimiento de Dios si no aceptamos que, de muchas maneras, y de diversos modos de presentarse, bien con hechos, o por medio Patriarcas, Jueces, Profetas… y en la “plenitud de los tiempos”, como expresión de su máxima revelación, por el Hijo, nacido de María para ser Cristo, “Dios ha descendido del cielo” para que, todo ser humano que busque la Verdad de Dios lo encuentre por la fe en la Humanidad de Jesús, Dios y Hombre verdadero.
· Jesús es la respuesta a la pregunta: ¿Qué es el Cielo?
- Todo lo que pensamos y sabemos de Dios, al aceptar los modos y maneras como se ha ido revelando en el tiempo, lo podemos ver y tocar en Jesús.
- No ha descendido solo Dios, sino que ha creado un ser humano, en quien se ha realizado la plenitud de la Redención para que, si es difícil ver a Dios en Jesús, podamos contemplar los efectos llenos de la Gracia de la Redención en esta criatura humana.
- María es, como criatura, en quien vemos el cielo hecho realidad en plenitud, por los méritos únicos de Cristo Jesús.
- María es lo que le dijo el Ángel Gabriel: “La llena de Gracia”, la que ha hallado Gracia ante Dios, por el Hijo, anticipándose a la encarnación, vida, muerte y resurrección. En Ella vemos el cielo por estar llena de su Presencia.
- Por María llegamos a Jesús y por Jesús a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
· ¿Qué es la santidad?
- Es un inicio de gratuidad divina.
Jesucristo envió a sus Apóstoles a todas las naciones a ofrecer el Reino de Dios, establecido en el mundo, por su Vida, Muerte y Resurrección; bautizando en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
· El recién bautizado es santo.
Tiene el estado de Gracia en su alma, es incorporado al Cuerpo resucitado de Cristo y es presentado al Padre, salvado y santo, por los méritos de Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
Quien no pierde su Gracia desde el Bautismo es Santo.
· ¿Qué son los Santos?
- Los que, a partir del bautismo, viven y mantienen la Gracia de Dios.
- Los que, a su medida, han encarnado en su vida la vida de Cristo.
Lo dice S. Pablo; ser santo es llegar a la propia medida de poder decir: “No soy yo, es Cristo quien vive en mi”.
Es real desde el bautismo: Dios, en su Espíritu, habita en nosotros.
Nuestra alma es habitada por el “CIELO”; por esto, desde dentro puede salir todo lo que significa el “CIELO”, todo lo que “ES DIOS”, en Misericordia, en Amor, en Bondad, en Libertad…
- Esto es ser creyente aceptando la vocación común del bautismo.
- Conociendo la trascendencia de este Sacramento y viviéndolo cada uno, a su medida desde el don de la Gracia, es como avanzamos en el discernimiento de lo que Dios quiere.
- Sin vida bautismal podemos errar en la respuesta a Dios.
La preparación hacia una opción de vida es la “formación y la consecuente vida bautismal”
- Esta es la que lleva al buen discernimiento de opciones mayores.
- Esta ha sido la vida de los que la Iglesia católica reconoce como Santos.
Desde la vida bautismal se llega a Santos mártires, obispos, sacerdotes, religiosos, laicos niños, jóvenes, adultos, casados, profesionales…
- Esta es vuestra inquietud de personas creyentes, y de todos los que buscan responder a la fe con una vida de agradecimiento y de alabanza a Dios y de amor al prójimo, optando por el medio de santificación que ofrece la vida franciscana, en su Tercera Orden.
- Para todos, ser cristiano es ir configurando la vida con Cristo.
Ser santo no es otra cosa que, vivir, conociendo al Crucificado-resucitado, a semejanza de como Él ha vivido y nos ha amado.
La medida siguiente es de Gracia y de respuesta personal a la llamada que Jesús hace a cada uno, en la medida en que se tiene la debida relación personal, llámase oración, con Él
- Sin esta relación dialogal de amor en la oración no puede haber crecimiento en la vida espiritual ni en el conocimiento que, todos y cada uno en particular, hemos de tener de Jesús, para conocer a Dios y escuchar la voz del Espíritu Santo que se nos ha dado desde el bautismo.
Federico Allara

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