sábado, 8 de noviembre de 2025

FIESTA DE LA DEDICACIÓN 

DE LA BASÍLICA DE LETRÁN

  Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

Juan 2,13-22

Jesús purifica el templo
(Mt 21.12-13; Mc 11.15-18; Lc 19.45-46)
13 Como se acercaba la fiesta de la Pascual de los judíos, Jesús fue a Jerusalén; 14 y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los que tenían puestos donde cambiar el dinero. 15 Al ver aquello, Jesús hizo un látigo con unas cuerdas y los echó a todos del templo, junto con las ovejas y los bueyes. Arrojó al suelo las monedas de los cambistas y les volcó las mesas. 16 A los vendedores de palomas les dijo:
–¡Sacad eso de aquí! ¡No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre!
17 Sus discípulos recordaron entonces la Escritura que dice: “Me consumirá el celo por tu casa.”
18 Los judíos le preguntaron:
–¿Qué prueba nos das de que tienes autoridad para actuar así?
19 Jesús les contestó:
–Destruid este templo y en tres días lo levantaré.
20 Le dijeron los judíos:
–Cuarenta y seis años tardaron en construir este templo , ¿y tú vas a levantarlo en tres días?
21 Pero el templo al que Jesús se refería era su propio cuerpo. 22 Por eso, cuando resucitó, sus discípulos se acordaron de lo que había dicho y creyeron en la Escritura y en las palabras de Jesús.

DÍA 9 NOVIEMBRE CICLO C

Antes de ser levantada esta Basílica el año 320 por Constantino, tras su conversión, después del Edicto de Milán el año 313, que ponía fin a las persecuciones, no había un Templo que fuera signo de la unidad eclesial. Hoy es la Fiesta de la Dedicación a la Basílica de Letrán, que fue el primer templo de la cristiandad.

·       Dedicar esta Fiesta a esta basílica es signo de Comunidad eclesial y de comunión de toda la Iglesia católica con Pedro.

Cada Diócesis tiene su catedral como cátedra de su obispo.

La Basílica de Letrán es mucho más que la Catedral de Roma; es signo de la unidad de la Iglesia católica por ser la cátedra del Papa, sucesor de Pedro. 

La Fiesta nos invita a pensar y agradecer qué es ser creyente cristiano católico: ser Comunidad, desde la singularidad personal, en comunión como hermanos y con Pedro. 

Ez 47,1-2.8-9.12

El texto está lleno de signos a la vez que es profecía de Cristo.

Ezequiel tiene la visión desde el Templo, referencia de la fe del Pueblo judío -construido por Salomón diez siglos antes de Jesucristo-.

Herodes el Grande tardó cuarenta y seis años en reconstruirlo; disponía de grandes espacios que se iban reduciendo hasta su centro, donde estaba la Presencia del Santo de los Santos; donde sólo podía entrar el Sumo sacerdote en su turno.

En la visión Ezequiel vio que el agua bajaba por el lado derecho del Templo. Derecha o izquierda del brazo de Dios, no tienen el sentido de nuestro entender político.

La derecha de Dios es signo de su poder y de su Justicia; era signo del favor a su Pueblo.  

Las aguas fluían hasta desembocar en el mar de la sal, que es el Mar muerto, donde la salinidad impide la vida.

“Cuando hayan entrado en él, 

sus aguas quedarán saneadas

-      Signo de Cristo, que vino a salvar y dar vida después de haber vencido la muerte.

-   Estas aguas, “habrán saneado el mar y habrá vida allí donde llegue la corriente”

Vemos que no habla Ezequiel del Mar Muerto, que sigue sin dar vida por su salinidad, sino de la muerte real de todo ser humano, a quien Jesús “ha dado vida”

Jn 2,13-22

Siempre me ha impresionado este texto, no por parecer un gesto de violencia de Jesús, sino demostración de “SER EL SEÑOR”.

·       Tocar lo más esencial de los hombres de negocio, y consentir que, un solo hombre les echara del Templo, haciéndoles perder su dinero, es signo de la fuerza de “SER CRISTO”

Es un texto más de los que nos invita a reflexionar, meditar y agradecer nuestra vida de creyentes y bautizados porque, tratando de los templos materiales, que necesitamos para celebrar la fe de forma comunitaria, si hemos entendido lo que somos realmente, desde la fe en Dios y desde el bautismo en Cristo resucitado, el texto nos hace ver lo que es nuestra vida espiritual de creyentes.

-       “Bueyes, ovejas y palomas” son signo de vivir desde el propio interés convirtiendo el templo humano en un lugar de egoísmo, donde “no se entra ni se deja entrar”, entendiendo que, Jesús, desde su celo de Amor a Dios, echara fuera lo que no era digno del Templo.  

·       Que el templo tuviera su centro “donde estaba la Presencia del Santo de los Santos” era signo del ser humano, “llamado a vivir desde el centro de su ser”

También llama la atención este texto porque, nos presenta a Jesús en los espacios exteriores del Templo, donde estaban los negociantes con sus bueyes, ovejos y palomas.

·       Jesús no se permite entrar en el lugar del Santo de los Santos.

·   Jesús es el Cristo, pero no se manifiesta explícitamente como Dios, sino a través de signos y obras respetando la libertad de su Pueblo, y la de todos los seres humanos, para que libremente optemos por Él.

Es más fácil creer en lugares, milagros y devociones que, aceptar y creer en Jesús.

·  Desde la fe, sabemos que Dios habita en nuestra alma, en nuestro centro y mitad.

-    La vida la vivimos en paz, y en ciencia de Dios, en la medida en que nos dirigimos más hacia dentro escuchando la voz del Espíritu, que vivir escuchando la palabrería del mundo.

El gesto de Jesús fue tocar lo más sagrado de los escribas y fariseos, y de todo el Pueblo: el Templo.

-  Fue el gesto que “llenó el vaso de los enemigos” y que precipitó su condena.

“Destruid este Templo, y en tres días lo levantaré”

“Cuarenta y seis años ha costado levantar este Templo, 

¿y tú lo vas a levantar en tres días?”

Su Resurrección fue la presentación a sus discípulos del Nuevo Templo levantado.

1 Cor 3,9-11.16-17

-          Somos edificio de Dios Mire cada cual cómo construye.

-          Somos templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en nosotros

-          El templo de Dios es Santo y ese templo somos nosotros.

-          Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo.

No se trata sólo de examinarnos cómo construimos el edificio personalmente, sino también de mirar si nuestra referencia es el “yo”, lo que creemos subjetivamente, o lo que nos hemos adherido, no sintiendo la necesidad obligada de la fe de ser Comunidad en comunión con Pedro; todo edificio separado no perdura en su edificación.

Seamos Comunidad Eclesial; usemos el Don del Espíritu Santo para bien y unidad en la Iglesia y por la Iglesia.

 Federico Allara

 

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