FIESTA DE LA DEDICACIÓN
DE LA BASÍLICA DE LETRÁN
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
5 minutos en nuestro "día a día"
Juan 2,13-22
DÍA 9 NOVIEMBRE CICLO C
Antes
de ser levantada esta Basílica el año 320 por Constantino, tras su conversión, después del Edicto
de Milán el año 313, que ponía fin a las persecuciones, no había un Templo que fuera signo de la unidad eclesial.
Hoy es la Fiesta de la Dedicación a la
Basílica de Letrán, que fue el primer templo de la cristiandad.
· Dedicar esta Fiesta a esta basílica es signo de Comunidad eclesial y de
comunión de toda la Iglesia católica con Pedro.
Cada Diócesis tiene su
catedral como cátedra de su obispo.
La Basílica de Letrán es
mucho más que la Catedral de Roma; es signo de la unidad de la Iglesia
católica por ser la cátedra del Papa, sucesor de Pedro.
La
Fiesta nos
invita a pensar y agradecer qué es ser creyente cristiano católico: ser Comunidad,
desde la singularidad personal, en comunión como hermanos y con Pedro.
El
texto está lleno de signos a la vez que es profecía de Cristo.
Ezequiel
tiene la visión desde el Templo, referencia
de la fe del Pueblo judío -construido por Salomón diez siglos antes de Jesucristo-.
Herodes
el Grande
tardó cuarenta y seis años en reconstruirlo; disponía de grandes espacios que se iban reduciendo hasta su centro, donde estaba la Presencia del Santo de los Santos; donde
sólo podía entrar el Sumo sacerdote en su turno.
En
la visión Ezequiel vio que el agua bajaba por el lado derecho del Templo. Derecha
o izquierda del brazo de Dios, no tienen el sentido de nuestro entender
político.
La derecha
de Dios es signo de su poder y de su Justicia; era
signo del favor a su Pueblo.
Las
aguas fluían hasta desembocar en el mar de la sal, que es el Mar muerto, donde la salinidad impide
la vida.
“Cuando hayan entrado en él,
sus aguas quedarán saneadas”
- Signo de Cristo, que vino a salvar y dar vida
después de haber vencido la muerte.
- Estas
aguas, “habrán saneado el mar y habrá vida allí donde llegue la
corriente”
Vemos
que no habla Ezequiel del Mar Muerto, que sigue sin dar vida por su salinidad,
sino de la muerte real de todo ser
humano, a quien Jesús “ha dado vida”
Siempre me ha impresionado este texto, no por
parecer un gesto de violencia de Jesús, sino demostración de “SER EL SEÑOR”.
·
Tocar lo más esencial de los hombres de negocio,
y consentir que, un solo
hombre les echara del Templo, haciéndoles perder su dinero, es signo de la fuerza de “SER CRISTO”
Es un texto más de los que nos invita a reflexionar, meditar y
agradecer nuestra vida de creyentes y bautizados porque, tratando de los templos materiales,
que necesitamos para celebrar la fe de forma comunitaria, si hemos entendido lo que somos
realmente, desde la fe en Dios y desde el bautismo en Cristo resucitado, el texto nos hace ver lo que es nuestra
vida espiritual de creyentes.
- “Bueyes, ovejas y palomas”… son
signo de vivir desde el
propio interés convirtiendo el templo humano en un lugar de egoísmo,
donde “no se entra ni se deja entrar”, entendiendo que, Jesús, desde su celo de Amor a Dios, echara fuera lo que no era digno del Templo.
· Que el
templo tuviera su centro “donde estaba la Presencia del Santo de los
Santos” era signo
del ser humano, “llamado
a vivir desde el centro de su ser”
También
llama la atención este texto porque, nos presenta a Jesús en los espacios
exteriores del Templo, donde estaban los negociantes con sus bueyes,
ovejos y palomas.
· Jesús no se permite entrar en el
lugar del
Santo de los Santos.
· Jesús es el Cristo,
pero no se manifiesta explícitamente
como Dios, sino a través de signos y obras respetando la
libertad de su Pueblo, y la de todos los seres humanos, para que libremente optemos por Él.
Es
más fácil creer en lugares, milagros y devociones que, aceptar y
creer en Jesús.
· Desde la fe, sabemos que Dios habita
en nuestra alma,
en nuestro centro y mitad.
- La
vida la vivimos en paz, y en ciencia de Dios, en la medida en que nos dirigimos más hacia
dentro escuchando la voz del Espíritu, que vivir escuchando
la palabrería del mundo.
El
gesto de Jesús fue tocar lo más sagrado de los escribas y fariseos, y de
todo el Pueblo: el Templo.
- Fue
el gesto que “llenó el vaso de los enemigos” y que precipitó su condena.
“Destruid este Templo, y
en tres días lo levantaré”
“Cuarenta y seis años ha costado levantar este Templo,
¿y
tú lo vas a levantar en tres días?”
Su
Resurrección fue la presentación a sus discípulos del Nuevo Templo levantado.
-
Somos edificio de Dios… Mire cada cual cómo
construye.
-
Somos templo de Dios y el Espíritu de
Dios habita en nosotros
-
El templo de Dios es Santo y ese templo
somos nosotros.
-
Nadie puede poner otro cimiento fuera
del ya puesto, que es Jesucristo.
No se trata sólo de examinarnos cómo
construimos el edificio personalmente, sino también de mirar si nuestra referencia es
el “yo”, lo que creemos subjetivamente, o lo que nos hemos adherido,
no sintiendo la necesidad obligada
de la fe de ser Comunidad en comunión con Pedro; todo edificio separado
no perdura en su edificación.
Seamos Comunidad Eclesial; usemos
el Don del Espíritu Santo para bien y unidad en la Iglesia y por la Iglesia.
Federico Allara
DESCALZATE
DÍA 9 NOVIEMBRE CICLO C
Antes
de ser levantada esta Basílica el año 320 por Constantino, tras su conversión, después del Edicto
de Milán el año 313, que ponía fin a las persecuciones, no había un Templo que fuera signo de la unidad eclesial.
Hoy es la Fiesta de la Dedicación a la
Basílica de Letrán, que fue el primer templo de la cristiandad.
· Dedicar esta Fiesta a esta basílica es signo de Comunidad eclesial y de
comunión de toda la Iglesia católica con Pedro.
Cada Diócesis tiene su
catedral como cátedra de su obispo.
La Basílica de Letrán es
mucho más que la Catedral de Roma; es signo de la unidad de la Iglesia
católica por ser la cátedra del Papa, sucesor de Pedro.
La
Fiesta nos
invita a pensar y agradecer qué es ser creyente cristiano católico: ser Comunidad,
desde la singularidad personal, en comunión como hermanos y con Pedro.
El
texto está lleno de signos a la vez que es profecía de Cristo.
Ezequiel
tiene la visión desde el Templo, referencia
de la fe del Pueblo judío -construido por Salomón diez siglos antes de Jesucristo-.
Herodes
el Grande
tardó cuarenta y seis años en reconstruirlo; disponía de grandes espacios que se iban reduciendo hasta su centro, donde estaba la Presencia del Santo de los Santos; donde
sólo podía entrar el Sumo sacerdote en su turno.
En
la visión Ezequiel vio que el agua bajaba por el lado derecho del Templo. Derecha
o izquierda del brazo de Dios, no tienen el sentido de nuestro entender
político.
La derecha
de Dios es signo de su poder y de su Justicia; era
signo del favor a su Pueblo.
Las
aguas fluían hasta desembocar en el mar de la sal, que es el Mar muerto, donde la salinidad impide
la vida.
“Cuando hayan entrado en él,
sus aguas quedarán saneadas”
- Signo de Cristo, que vino a salvar y dar vida
después de haber vencido la muerte.
- Estas
aguas, “habrán saneado el mar y habrá vida allí donde llegue la
corriente”
Vemos
que no habla Ezequiel del Mar Muerto, que sigue sin dar vida por su salinidad,
sino de la muerte real de todo ser
humano, a quien Jesús “ha dado vida”
Siempre me ha impresionado este texto, no por
parecer un gesto de violencia de Jesús, sino demostración de “SER EL SEÑOR”.
·
Tocar lo más esencial de los hombres de negocio,
y consentir que, un solo
hombre les echara del Templo, haciéndoles perder su dinero, es signo de la fuerza de “SER CRISTO”
Es un texto más de los que nos invita a reflexionar, meditar y
agradecer nuestra vida de creyentes y bautizados porque, tratando de los templos materiales,
que necesitamos para celebrar la fe de forma comunitaria, si hemos entendido lo que somos
realmente, desde la fe en Dios y desde el bautismo en Cristo resucitado, el texto nos hace ver lo que es nuestra
vida espiritual de creyentes.
- “Bueyes, ovejas y palomas”… son
signo de vivir desde el
propio interés convirtiendo el templo humano en un lugar de egoísmo,
donde “no se entra ni se deja entrar”, entendiendo que, Jesús, desde su celo de Amor a Dios, echara fuera lo que no era digno del Templo.
· Que el
templo tuviera su centro “donde estaba la Presencia del Santo de los
Santos” era signo
del ser humano, “llamado
a vivir desde el centro de su ser”
También
llama la atención este texto porque, nos presenta a Jesús en los espacios
exteriores del Templo, donde estaban los negociantes con sus bueyes,
ovejos y palomas.
· Jesús no se permite entrar en el
lugar del
Santo de los Santos.
· Jesús es el Cristo,
pero no se manifiesta explícitamente
como Dios, sino a través de signos y obras respetando la
libertad de su Pueblo, y la de todos los seres humanos, para que libremente optemos por Él.
Es
más fácil creer en lugares, milagros y devociones que, aceptar y
creer en Jesús.
· Desde la fe, sabemos que Dios habita
en nuestra alma,
en nuestro centro y mitad.
- La
vida la vivimos en paz, y en ciencia de Dios, en la medida en que nos dirigimos más hacia
dentro escuchando la voz del Espíritu, que vivir escuchando
la palabrería del mundo.
El
gesto de Jesús fue tocar lo más sagrado de los escribas y fariseos, y de
todo el Pueblo: el Templo.
- Fue
el gesto que “llenó el vaso de los enemigos” y que precipitó su condena.
“Destruid este Templo, y
en tres días lo levantaré”
“Cuarenta y seis años ha costado levantar este Templo,
¿y
tú lo vas a levantar en tres días?”
Su
Resurrección fue la presentación a sus discípulos del Nuevo Templo levantado.
-
Somos edificio de Dios… Mire cada cual cómo
construye.
-
Somos templo de Dios y el Espíritu de
Dios habita en nosotros
-
El templo de Dios es Santo y ese templo
somos nosotros.
-
Nadie puede poner otro cimiento fuera
del ya puesto, que es Jesucristo.
No se trata sólo de examinarnos cómo
construimos el edificio personalmente, sino también de mirar si nuestra referencia es
el “yo”, lo que creemos subjetivamente, o lo que nos hemos adherido,
no sintiendo la necesidad obligada
de la fe de ser Comunidad en comunión con Pedro; todo edificio separado
no perdura en su edificación.
Seamos Comunidad Eclesial; usemos
el Don del Espíritu Santo para bien y unidad en la Iglesia y por la Iglesia.
Federico Allara
DESCALZATE

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