“ENSEGUIDA, VEN Y PONTE A LA MESA”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
5 minutos en nuestro "día a día"
Sabiduría 2, 23-3,9
Lucas 17,7-10
DÍA 11 NOVIEMBRE CICLO C
Jesús
nos da, cada día, una enseñanza al acoger y meditar su Evangelio; no
interpretemos ni deduzcamos; dejemos que nos hable y enseñe.
“Suponed que un criado
vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo ¿Quién de vosotros
le dice: “Enseguida, ven y ponte a la mesa?
En esta frase expresa que, de momento, hay
que “servir como trabajador” y también tenemos que ver el valor de decir o expresar algo que no es
común: “ponte a la mesa”; quiere
decir que, “después de servir” el
dueño lo espera en su mesa.
- Una cosa es “vivir con el buen hábito y
actitud de servicio a los demás, humanamente, o en respuesta al hecho de ser
creyente y, otra, simplemente, “servir” en un trabajo.
· Esta es la dignidad que revela Jesús. Si bien quien trabaja se debe a
su trabajo; quien lo contrata tiene
la obligación moral de tratarlo como hermano, como el mismo
Jesús lo desea;
No se trata, tal vez, de estar físicamente
en la misma mesa, pero sí de que, toda
persona es digna de ser reconocida como tal, sobre todo desde responder
de forma humana.
· Si alguien ha defendido la dignidad de todos
y cada uno de los seres humanos, y no con palabras, sino con su
propia vida, arriesgada hasta morir,
ha sido Jesús; tenemos que
pensar en el tiempo en que habla para entender la interpretación que hace, de
los criados, en este texto.
“¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha
hecho lo mandado?”
Es lo que hemos de escuchar en su contexto, porque “el dueño debe agradecer que el trabajo haya sido hecho con
diligencia”, porque esta es la responsabilidad de ser trabajadores:
hacer lo que debemos como si todo
dependiera de nosotros en propiedad. El dueño no lo es del trabajador.
Si todos, cada uno, desde la posición en que, la vida, la
casualidad o el esfuerzo nos ha situado, partiéramos
de la realidad de “ser iguales en
dignidad”, no existirían las diferencias, ni el orgullo de creerse
superiores, que es lo que nos separan a unos de otros.
El hecho de poder tener a quien “preste el
favor de servir” no es motivo de creer que, se está por
encima de los que sirven, ni éstos de sentirse menos.
No es fácil mantenerse en la dignidad de
ser iguales, tal como lo somos ante Dios.
· Seamos superiores en amor, en justicia, en
perdón; esta superioridad advierte de la propia pobreza y de la
dignidad del prójimo.
“Somos siervos inútiles,
hemos hecho lo que teníamos que hacer”
- Esto es lo que hay que demostrar, los que
mandan y los que sirven; “haber hecho lo que se tenía que hacer”, cada uno en su deber responsable.
No vivir a la altura de la dignidad, que sólo Dios nos ha dado, es lo que puede hacer de cada uno un ser inútil, por más dignidad
que alguien crea que posee por encima de los demás.
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA

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