sábado, 13 de septiembre de 2025

FIESTA DE LA EXALTACIÓN 

DE LA CRUZ

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M 

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

Juan 3,13-17

13 “Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. 14 Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre ha de ser levantado, 15 para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
El amor de Dios al mundo
16 “Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.m 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo.

Día 14 SEPTIEMBRE  CICLO C

Núm. 21,4b-9

No es fácil el desierto como lugar habitual de la vida.

Mientras no se halla la Luz que ilumina el camino en el desierto, y se permanece en la fe de esta Luz, la vida íntima de cada ser humano sigue siendo un desierto.

Lo que ocurre es que el mundo nos ofrece luces, que indican senderos que distraen la atención de pisar el desierto; o nos los creamos nosotros para olvidar el desierto.

Cuando “la vida” somete a pervivir en el desierto llega a poder advertir que, sólo la permanencia en la Verdad de la Luz permite caminar en esperanza.

·      El Pueblo elegido, liberado de la esclavitud, no soportó el desierto y, cansado, habló contra Dios y contra Moisés

¡Qué pronto se olvidan los favores de Dios, o tal vez, ni los advertimos!

-        Moisés rezó al Señor por el Pueblo.

-      Moisés, como Abrahán, fue un modelo de fe y de solidaridad con su Pueblo; por él se jugó la vida huyendo del Faraón y, en el desierto intercedió ante Dios por su Pueblo.

No es que la Misericordia divina dependa de las intercesiones, sino que Dios acepta el amor que le manifestamos en favor de los que amamos.

“Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba la serpiente de bronce y salvaba la vida. ¡Dios siempre es misericordioso!


Fil 2,6-11

“Jesús, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios”

Dios se hace Hombre y, cada vez más, el hombre pretende hacerse dios; con la contradicción de que, desde la humildad y la humillación divina, Dios nos salva y el hombre, crecido en poder y suficiencia, esclaviza y da muerte a su prójimo olvidando que, es su hermano en la misma medida en que se aleja de Dios.

Descender de los cielos nos puede parecer fácil, aunque no lógico a la razón y tampoco a una vida religiosa, que da como bueno lo que le dicta el corazón o sus sentimientos.

“Se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de Cruz”

Dice S. Pablo que, Jesús fue reconocido como hombre por su presencia.

-        No basta la presencia de un ser humano; es reconocido cuando se acepta el testimonio de su humildad, y no solo su humildad, sino su humillación expresada en obediencia ante la realidad de la vida y, sobre todo, cuando libremente acepta ser condenado desde la inocencia reconocida por sus propios enemigos.

-        Si no somos capaces de contemplar a este Hombre que nos describe S. Pablo, y no lo aceptamos, es lógico que, desgraciadamente, no pasemos a creer que sea Dios.  

No es sólo el problema humano ante Jesús; mientras no nos pongamos ante la realidad del hombre de hoy -tanto para reconocer que, más de los que pensamos, son buenos y hacen bien, como también  constatamos que, es creador de violencia y de toda clase de maldad contra su prójimo- estaremos programando formas de actuar teóricas o medios incapaces de interrogarnos y de ser interrogante para todos y, tal vez, no siendo útiles ni a Dios; porque somos lo que vivimos en el desierto de nuestra vida; la realidad es que somos humanos o inhumanos y, lo que  existencialmente somos ante la Verdad de Dios revelado en Cristo.

·       En verdad somos la respuesta a estas dos verdades: ante Dios y el prójimo.

·       En relación con Dios es haber profundizado en la fe sobre lo que significó para Jesús descender a ser Hombre; porque no hay descenso más hondo que llegar a ser hombre.

¡Qué difícil es descender a la propia realidad y, a la que vivimos en relación con el prójimo, desde aceptar que andamos por el desierto, con el fin de hallar el camino que nos lleve a ascender hasta la dignidad que somos!  


Jn 3,13-17

·  Solo desde la fe se puede celebrar la Fiesta de la exaltación de la Cruz; aunque todos vayamos ante Cristo crucificado no es fácil entender el signo de la cruz.

Su Pueblo no podía ver, aceptar y reconocer a su Dios humillado-crucificado.

Para la razón ¡qué difícil es aceptar que, el dolor sea signo y medio de sanación!

El mundo nos acostumbra a lo fácil, a soluciones inmediatas y cómodas, a lo relativo en todo, a no entender a Jesús crucificado como Dios, aun siendo cristianos,

Una vida que pretende ser cristiana, de Cristo, con Cristo y por Cristo, vivida en “comer y beber”, y no renuncia a lo que le apetece, ni piensa en la gravedad que puede ser todo ello, no es cristiana ni da testimonio de seguir con fe a Jesús.

Pensemos que, viene de lejos el desear un Cristo sin Cruz. El mismo Pedro recibió la frase de Jesús: Apártate, Satanás, porque piensas como los hombres y no como Dios”.

·   Haber subido Dios a la Cruz es el mayor descenso “a la verdad del ser humano”.

·    Haberse Dios atrevido a presentarse pendiendo de la Cruz es el mayor signo de Amor, para entender que, sólo el amor es capaz de ascender al hombre a su dignidad.

No es simplemente aceptar la cruz, la de Cristo y la nuestra, sino haber entendido el Amor que da la sabiduría de creer en el descenso-ascenso de Dios en la Cruz.

·  Como no se entiende a Cristo, Dios-Amor, sin Cruz, tampoco se puede soportar, con esperanza, vivir la cruz sin el testimonio de Cristo crucificado.

El Calvario, con tres cruces, en dos de ellas a Dimas y Gestas, y la del medio sin Jesús, no hubiera convertido a Dimas, ni Gestas hubiera dicho: “Si eres Dios, sálvanos”

·  No celebramos la exaltación de la cruz, sino la Fiesta del Amor, que nos permite ver, contemplar, conocer y creer en Cristo Muerto y Resucitado.

Si una cruz de hierro salvaba la vida de los que eran mordidos por una serpiente, la Cruz de Cristo es salvación para todos los que creen en el Amor de Dios, descendido hasta la profundidad de ser hombre-pecador, siendo Él inocente, para ascender en dignidad y salvación a cuantos aceptan creer en Él.

Santo es hacer del desierto de la vida un jardín de rosas sin espinas, testimonio de haber entendido, ¡qué es seguir a Jesús desde el martirio del Amor!                     

Federico Allara

FIESTA DE LA EXALTACIÓN 

DE LA CRUZ

ORACIÓN FRENTE A LA CRUZ



 

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