DULCE NOMBRE DE MARÍA
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
Lucas 1,26-38
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DÍA 12 SEPTIEMBRE CICLO -C
¡Cómo podemos pagar al Señor el bien que nos ha hecho al salir de Sí mismo por amor, para ser Agua pura de las almas sedientas que, a tientas, como los ciegos, buscan y esperan anhelantes la Verdad, como la única Luz del único amanecer, que vence todo atardecer cuando la negra noche cubre de muerte la vida sinsentido!
· Fe
es la gratuidad, siempre inmerecida, de la realidad
del único Dios, que
entra silenciosamente en el alma, de
todo ser amado, como Señor, que la ha creado como lugar de su Presencia
divina y humana.
La Fe es razonada por el alma
iluminada
al no ser cuestión de la sola razón; es la respuesta, que espera el alma,
de nuestra libertad.
Esta
es la revelación interna de la propia libertad cuando es tan humilde,
como pura de esclavitud, para abrir la vida al Dios que aguarda el
sí de cada alma libre, que sabe agradecer la Luz que la ilumina sin ocaso disipando todo temor al
entender que, el amor no tiene límites de horizontes temporales ni divinos.
· Cuanto más es el amor,
mayor es la Luz que permite conocer al Dios de la fe presente
en el alma.
“Vaciedad” es
querer pensar a Dios y deducir de Él lo que piensa la razón.
Si
fuéramos capaces de conocer la verdad de un amor humano sería vano
pensarlo y, dudar de agradecerlo negándonos a abrir nuestra alma al amor.
Jesús
dijo a la mujer samaritana “¡Si conocieras
el Don de Dios…! (Jn 4.1ss)
Quien
por pura gratuidad conoce, a su medida, el Amor
de Dios trinitario, sabe que es “necedad pensarlo”; el amor es la mejor virtud para crecer
en gratitud y en fe; es la medida de conocimiento objetivo de la
Verdad.
“El
Nombre de Jesús es fundamento de la fe…,
Cristo es Luz del alma, franquicia de la vida, piedra de salvación eterna” (S.
Bernardino de Siena)
· Jesús,
fundamento de la fe, es el “verdadero Dios nacido de Mujer”
(Gal.4,4).
“Jacob engendró a José, el esposo de María,
de la cual nació Jesús”. (Mt1,1s)
Si
dulce es el Nombre de Jesús, ¿alguien
duda de llamar a María por su Nombre y no sentir en su propia alma su paz de
Madre, llena de Dios?
Como
el niño,
que tiene la suerte de dormir en paz en brazos de su madre, así es la paz del alma de quien vive la fe,
despierto en brazos de María.
Sobrarían
muchos pensamientos inútiles si, “razón
y corazón” se inclinaran sobre
Cristo-Amor-crucificado permaneciendo unidos a María, de pie,
confiada, al pie de la Cruz, ¡ayudándonos a entender el Amor divino!
“El
Nombre de Jesús es el brillo de
los predicadores, porque de él les viene la claridad luminosa, la validez su
mensaje y la aceptación de su palabra por los demás”. (S.
Bernardino de Siena).
María
nos lleva a Jesús;
su alma vive su vocación de Madre, que
es la de vivir y morir de amor por el Hijo.
Descanse
nuestra alma inquieta en
María;
si Dios se preocupa de nuestra vida, María no cesa de ser Madre,
hasta vernos a todos en el Cuerpo de su Hijo, en vida resucitados.
¡Bendito
sea el Dulce Nombre de María!
Federico
Allara
MARÍA DEL MUNDO
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