TRANSPARENCIA DE
LA MIRADA DE UN NIÑO
"Sus ángeles ven al PADRE cara a cara"
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Deuteronomio 31, 1-8
¿Quién es el más importante?1 En aquella misma ocasión se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron:– ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? 2 Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos 3 y dijo:–Os aseguro que si no cambiáis y os volvéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 El más importante en el reino de los cielos es aquel que se humilla y se vuelve como este niño. 5 Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.
Parábola del pastor que encuentra a su oveja(Lc 15.3-7)10 “No despreciéis a ninguno de estos pequeños. Pues os digo que sus ángeles en el cielo contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.
12 “¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará las otras noventa y nueve en el monte e irá a buscar la extraviada? 13 Y si logra encontrarla, os aseguro que se alegrará más por esa oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron. 14 Del mismo modo, vuestro Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.
¿Quién es el más importante? 1 En aquella misma ocasión se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: – ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? 2 Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos 3 y dijo: –Os aseguro que si no cambiáis y os volvéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 El más importante en el reino de los cielos es aquel que se humilla y se vuelve como este niño. 5 Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. |
Parábola del pastor que encuentra a su oveja (Lc 15.3-7) 10 “No despreciéis a ninguno de estos pequeños. Pues os digo que sus ángeles en el cielo contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial. |
12 “¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará las otras noventa y nueve en el monte e irá a buscar la extraviada? 13 Y si logra encontrarla, os aseguro que se alegrará más por esa oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron. 14 Del mismo modo, vuestro Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños. |
DÍA 12 AGOSTO CICLO -C
Leer
el Evangelio
exige el respeto de saber que tenemos un libro que, aun escrito por hombres,
está en nuestras manos como Palabra de
Dios.
Hablar
de Dios es hacerlo desde la gratuidad del Don de la fe, y
del agradecimiento por nuestra parte.
Quien escucha la Palabra de Dios, o
un comentario a Ella, no puede discernirla ni juzgarla desde solo sus
propios sentimientos y su razón.
Nuestra
actitud ante Dios y ante su Palabra es la
medida de respuesta.
“En verdad os digo que,
si no os convertís yos hacéis como niños,
no entraréis en el Reino de los cielos”
Esta
frase dicha por Jesús nos plantea el
interrogante que he dicho en las primeras líneas.
Por
esto Jesús nos pregunta: ¿Quién Soy para ti?
Lo que
se cree o no de Él -como de cualquier persona- es lo son para cada uno de
nosotros sus palabras.
· Un niño es un ser dependiente y necesitado; y un adulto lo somos tal
vez más. Lo que pide un niño es prácticamente
lo que pedimos los adultos.
· Un niño necesita de los demás, y
un adulto también.
· Un niño tiene necesidad de conocer;
por esto pone interés en escuchar; es lo que necesitamos los adultos, durante toda la vida. la virtud de querer y saber
escuchar con la naturalidad como
lo hace un niño.
· Un niño aprende de la realidad que le
ofrece la vida,
mérito que no siempre consigue quien se
considera adulto y se rebela ante la realidad.
· Un niño está abierto al misterio,
porque
todo lo es para él despertando a la vida.
Los
adultos somos un misterio y ponemos
en duda la Verdad.
Convertirse
a ser niño
no es volver al seno materno, pero sí
reconocer las actitudes que conservamos desde el seno materno,
aunque no lo creamos.
Es
necesario para entrar en el Reino de los cielos. Lo
vemos en la transparencia de la mirada de un niño; muchos lo supieron ver en la mirada de Jesús y en sus palabras y hechos.
Desde
entonces realmente su Reino está aquí.
Acoger a un niño es saber
mirarse a sí mismo.
· De
esta manera no nos resultará extraña la palabra conversión.
· De
esta manera tan sencilla como lógica, para una razón de adulto, si es humilde
como lo es un niño, entenderá algo tan
maravilloso como:
“El que acoge a un niño
en
mi Nombre me acoge a Mí”
Quien
se reconoce con las virtudes naturales de
un niño, y
se acepta a sí mismo con ellas, le resulta natural y sencillo acoger a
Jesús.
“Cuidado con despreciar
a
uno de estos pequeños”
¡De
qué manera tan natural nos podemos
despreciar a nosotros mismos!
Es
la manera de problematizar lo que los
niños sin esfuerzo entienden.
Lo dijo Jesús: “Sus Ángeles ven al Padre cara a cara”
“...No es voluntad de vuestro Padre
que está en el cielo que se pierda
ni uno de estos pequeños”
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
s. Juana Francesca de Chantal, religiosa
DONTE TU QUIERAS...
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