SER TESTIGOS DE LA VERDAD,
VIVIR LA FE EN EL DIOS REVELADO
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Haz Clic en los textos para leer y orar)
Hechos 5, 12-16 |
Apocalipsis 1,9-11.12-13.17-19
Juan 20,19-31 |
II DOMINGO DE PASCUA CICLO -C
FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA
La
razón de haber sido elegidos los Doce fue para que, conviviendo con Jesús conocieran la Verdad, que es la que pudieron
ver y tocar, durante tres años de convivencia con Él, y vivir la experiencia de sus dichos y
hechos.
Lo
esencial de la Vida de Jesús, desde la valoración de
toda su Vida, es
que inaugura la novedad de la fe.
A
los mismos Apóstoles,
y tampoco a sus discípulos, les sirvió
cuanto vieron y tocaron, porque el punto esencial donde se prueba
la fe es la Muerte, sepultura y
Resurrección de Jesús.
Para
ser testigos de la Verdad hay que vivir la fe en el Dios
revelado.
Es
la Verdad que estuvo ante Pilatos de pie, en silencio, para mostrar
que, conocerla no es cuestión de la
sola razón o el corazón, porque la novedad de ser Verdad, y
no verdades humanas, es la de ser
Alguien, Jesús de Nazaret, y nunca la referencia de “algo” que no
sea Él.
Lo
difícil no es la fe, que es Don de Dios dado a todo ser humano,
aunque la manera sea distinta; lo difícil es querer ver el sentido, llegar al conocimiento de la Verdad de Dios y de
su “Ser Amor” contemplando a Cristo
crucificado, y aceptarlo resucitado; cuestión imposible desde la sola
razón o sentimiento.
1.
Los
discípulos tienen miedo y están refugiados en el Cenáculo, “estando las puertas cerradas”
Puede significar para
nosotros
“estar cerrados a la Verdad de Dios” por miedo, indiferencia, o por nuestra
manera de creer.
Jesús puede entrar en un
lugar, o en nuestro hogar, estando las puertas
cerradas
El miedo no
es el mejor referente para avanzar en el camino de la fe.
El miedo era a los judíos; un
Dios que cause temor no es el Dios de nuestra fe.
2.
Jesús
no vino a juzgar, sino a salvar, a liberar y a darnos la Paz.
Paz
es experiencia de amor, de
perdón y de misericordia.
Experiencia de Paz divina
es saber contemplar y creer desde admirar y considerar las manos y el costado de
Cristo.
Nosotros damos paz y creamos
ambientes pacíficos
en la medida que, ofrecemos amor, perdón y actuamos con misericordia, que es signo
de reconciliación.
3. ¿Por qué y para qué se nos da el
Espíritu Santo?
Para conocer la Verdad, conocer
a Cristo.
Para ser perdonados y
poder ofrecer el perdón. Nadie es profesional
del perdón.
Saber
perdonar no es propio de la condición humana, que tiende a esconder la culpa y
echarla sobre los demás, desde nuestros padres.
Perdona quien es bueno por
naturaleza,
que es don de Dios; ser creyente es dar
testimonio de su fe amando y perdonando como “se sabe perdonado por Dios”.
Tampoco
nosotros, los sacerdotes, somos profesionales del perdón.
Una
cosa es ejercer el ministerio y, para
ejercerlo hace falta vivir el amor de
Cristo; porque no se trata sólo de una fórmula aprendida, sino
de que, quien se acerca a recibir la
reconciliación con Dios se sienta abrazado por el Amor divino; porque
es Cristo quien perdona en la Iglesia.
Nosotros
somos elegidos para ofrecer el
perdón en Nombre de Cristo y de la
Iglesia.
Quiero
decir con esto que, no somos cualesquiera ejerciendo un poder que no es de
nuestra propiedad, por más “ministros del Señor” que seamos.
Hemos
de sentir la responsabilidad de pensar que, la referencia del amor-perdón que administramos es Cristo y la Iglesia.
4.
Es
el sentido de
ser enviados.
Jesús envía a los que han
vivido la experiencia de su Amor y de
su Perdón. Quien
no vive de la experiencia de “ser
perdonado” no sabe perdonar.
EL
CASO DEL APÓSTOL TOMÁS.
Después
de darnos Dios la fe
“es una falta de fe”, valga
la redundancia, querer ver las llagas de Jesús; es decir, pedir a Dios algo más de lo que gratuitamente nos ha dado.
Nos
basta el testimonio de los que
han vivido la experiencia de
Jesús.
Es
suficiente ver lo que les costó creer y, contemplar sus vidas de
amor y de cruz hasta darlas por la Verdad de Jesús.
· ¿Qué le podemos pedir más a Dios y a
sus testigos humanos?
Tomás nos
representó a todos con su vida.
Fue
elegido para “parecer un incrédulo” necesitado
de ver y tocar las llagas de Cristo resucitado. No
necesitamos nada más; él lo vio y tocó
por nosotros.
· Querer más es dudar de Cristo en la
Cruz.
Seamos
sinceros para aceptar que, nos basta conocer
y saber que Cristo ha sufrido la
condena, la muerte de cruz y la sepultura y creer a los testigos.
Que
nunca tengamos que escuchar a Cristo diciéndonos:
“hombres de poca fe, incrédulos, por no creer a quienes me
han visto y comprobado resucitado”
· Confesemos,
sinceramente, nuestra suficiencia
cuando pensamos que, basta con nuestro querer y nuestro creer reconociendo que,
tenemos las puertas cerradas a Jesús.
Aun
así, ¡cuántas cosas nos llegan de Él,
porque entra aunque no le abramos,
sabiendo que esperarnos, en noche fría, que un día le abramos la puerta para cenar juntos.
· Demos gracias por la fe,
por débil que sea nuestra condición, por enturbiarla con tantas ideas y formas
de revestirla, cuando Él es la pura, simple y sincera Verdad.
· Vivamos “en el hoy de nuestro tiempo”.
No
pensemos que es más duro, más complicado de vivirlo y más arriesgado que los
tiempos de los que conocemos y de los anónimos que, han sabido dar testimonio de la Verdad creída y amada.
¡Cristo
ha resucitado! ¡Aleluya, Aleluya!
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
s. Simeón, obispo de Jerusalén y mártir
CREE EN MI
1 comentario:
RESUCITO RESUCITO RESUCITO ..... GLORIA A DIOS
Publicar un comentario