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martes, 4 de marzo de 2025

DIOS VE EN LO ESCONDIDO

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Mateo 6,1-6.16-18

6 La práctica de la piedad
“No practiquéis vuestra religión delante de los demás solo para que os vean.b Si hacéis eso, no obtendréis ninguna recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.
1. La limosna
“Por tanto, cuando ayudes a los necesitados no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente los elogie. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Tú, por el contrario, cuando ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu más íntimo amigo.c Hazlo en secreto, y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.
2. La oración
(Lc 11.2-4)
“Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pied en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea.e Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.f
3. El ayuno
16 “Cuando ayunéis,q no pongáis el gesto compungido, como los hipócritas, que aparentan aflicción para que la gente vea que están ayunando. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, 18 para que la gente no advierta que estás ayunando. Solamente lo sabrá tu Padre, que está a solas contigo, y él te dará tu recompensa.

DÍA 5 MARZO  CICLO  -C 

MIÉRCOLES DE CENIZA

Dios no es un vigilante. Quienes piensan que es un cazador, que está al acecho de nuestros errores demuestran no conocerle; como yerran el quienes piensan, como la Escritura dice del necio“, que Dios no se entera”.

Somos nosotros, pobres, débiles e incapaces de amar hasta perdonar y olvidar, quienes vamos a la caza del prójimo, fijos en su debilidad y ciegos para valorar el bien. ¡Todo lo contrario de la actitud de Dios con nosotros!

"Cuidad de no practicar vuestra justicia 

delante de los hombres..."

·       Empezamos el tiempo litúrgico de la Cuaresma.

La Iglesia, en su Liturgia, nos ayuda a celebrar comunitariamente la fe viviendo día a día, y especialmente los domingos, los dichos y hechos de Jesús y, lo que ha sido la historia de salvación hasta llegar a Él.

Conocer a Dios es reconocer que, toda nuestra vida es de “conversión y agradecimiento” al Dios que ha superado el gesto de la liberación de Egipto. Allí mostró que era el Señor por encima de los poderosos del mundo.

La Redención es el gesto del Amor más omnipotente de Dios, al encarnarse y nacer como Hombre para ser condenado por toda la Humanidad, que le debe la vida y la reconciliación.

Cuando vivimos lejos de la fe sólo nos queda el mundo y el día a día para luchar por la madre tierra; desgraciadamente, unos contra los otros, para lograr victorias efímeras, que duran lo que una hoja llevada por el viento.

Vivir de fe es aceptar convertirnos a ser, para Dios y para el prójimo, amor aprendido a semejanza de Jesús, revelador del Amor de Dios trinitario, que “hace llover para buenos y malos”; es decir, un amor que llega, sin lucha, a amigos y enemigos, desde el que no hay otro vencedor que el Amor.

·       Esto es lo que Dios ve en lo escondido de cada corazón.

Es Dios quien nos regala la existencia hecha vida cuando deja de ser sólo barro, simbolizado en la ceniza.

Dios no necesitó del barro para crearnos, porque todo fue creado de la nada y, el hombre a su imagen y semejanza, con vida diferenciada de todas las demás criaturas.

·       La ceniza nos recuerda que somos tierra y de la tierra, que hemos de amar y cuidar por ser nuestra madre humana.

 La fe nos habla de vida, que no nos ha podido dar la madre tierra ni desde la hipótesis de la evolución.

Esta vida es la nos exige saber de dónde procede, para no existir sobre razonamientos que no dan la respuesta al interrogante de la vida.

Es la vida que agradece el don de la fe, al saber de nuestra procedencia y de lo que a Dios le cuesta cada una de nuestras vidas.

Los seres humanos, verdaderamente creyentes, sabemos que toda nuestra vida es tiempo de conversión y agradecimiento a Dios por vivir y no morir.

“Dios Padre, que ve en lo escondido, lo recompensa” ya aquí.       

F. Allara

SANTORAL DEL DÍA


s. Lucio I, papa



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