SOMOS HIJOS “SIN EDAD”.
DIOS ES ETERNO, LO SEREMOS EN ÉL
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Marcos 10,13-16 |
DÍA 1 MARZO CICLO C
El
amor lleva implícito el sentido de la paternidad. El
verdadero amor lo experimenta mejor que una paternidad real sin amor porque, amar es cuidar, proteger, velar por el
amado. Sin amor no hay experiencia de ser padres.
Sin
amor venimos a ser objetos instrumentalizados según
conveniencia, es decir, usados, y si conviene desechados.
Un
dios despersonalizado es en quien creen algunos pero, éste sólo puede
ofrecer lo que cabe en el pensamiento de sus creyentes ya que, no cabe tener diálogo con el ser humano,
que sólo es real con el Dios personal.
Toda
la Naturaleza habla de Dios, y con cada criatura nos podemos
relacionar como personas valorando su belleza y su presencia, pero no se puede
decir que esto sea una relación mutua; las criaturas nos hablan en la medida de nuestra sensibilidad,
porque ellas son pura materia expuesta.
Los
animales pueden llegar a tener una relación mutua que nunca puede
decirse que es intercomunicación de amor, porque el amor es tan sublime y
único que sólo le corresponde al ser humano que llega a conocerlo, a entenderlo y a vivirlo.
El
ser humano tiene que ascender a un nivel
espiritual para comprender la
objetividad del amor. Es tan único en su verdad que, sólo se puede vivir entre los
humanos con cierta y segura madurez personal.
El
amor,
siendo el último mandamiento divino que asume toda la Ley, hablando desde la
fe, es un proceso que pocos
alcanzan.
A saber amar,
con el amor que no pide,
llegan muy pocos; viven de la compensación que da el mismo hecho
de darse sin esperar nada.
Este
es el Amor que hemos conocido en Jesús,
revelador de un Dios personal (Padre, Hijo y Espíritu Santo), capaz de
ser más fuerte que la muerte; el Amor
del Dios trinitario dado
gratuitamente para que, todo ser humano que se lo crea participe
de un diálogo interpersonal con Él, y tiene como fin la experiencia de
lo eterno, en el tiempo, y la Gloria como destino.
Sólo
el Amor de un Dios personal nos puede ofrecer el sentido de la vida y el de la inmortalidad
“vivida ya en el tiempo”.
Desde la fe nos reconocemos hijos de Dios
desde el bautismo y, dicho por Jesús a los niños que se le
acercaban, tiene el signo de
que, para Dios, todo ser humano creado por su Amor es amado como hijo.
"Dejad que los niños vengan a mí
y no se lo impidáis, porque el reino de Dios
es de quienes son como ellos"
Esta frase es de mucha trascendencia.
Como Dios es eterno, somos hijos “sin
edad”, como lo seremos en Él.
Lo dice S. Juan:
“Amigos míos, hijos de
Dios lo somos ya” (I Jn.3,2a).
La advertencia de no impedir que los niños
se le acerquen es para hoy.
Algunos padres se consideran dueños de sus
hijos, y algunas autoridades elevan el Estado a ser dueño y señor de sus
súbditos, desde su contradicción democrática, recortando la libertad y la dignidad de los hijos que, tienen derecho
a una formación integral para poder decidir.
Entender
a Jesús y el Reino de los cielos, establecido
en el mundo, (es
aquí donde optamos) es de los que tienen las actitudes de los niños.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
S. Augusto Chapdelaine, mártir
No hay comentarios:
Publicar un comentario