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domingo, 14 de diciembre de 2025

¿QUIÉN TE HA DADO SEMEJANTE AUTORIDAD?

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

Números 24, 2-7.15-17

La autoridad de Jesús
(Mc 11.27-33; Lc 20.1-8)
23 Jesús entró en el templo y, mientras estaba en él, enseñando, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos y le preguntaron:
– ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te ha dado tal autoridad?
24-25 Jesús les contestó:
–Yo también os voy a hacer una pregunta: ¿Quién envió a Juan a bautizar: Dios o los hombres? Si me respondéis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
Ellos se pusieron a discutir unos con otros: “Si respondemos que le envió Dios, nos dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’ 26 Y si decimos que fueron los hombres, tenemos miedo de la gente, porque todos tienen a Juan por profeta.” 27 Así que respondieron a Jesús:
–No lo sabemos.
Entonces él les contestó.
–Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

DÍA 15 DICIEMBRE CICLO A

Los sumos sacerdotes y los ancianos (hombres maduros en humanismo y en fe), sabían que eran custodios del Templo y, acuden a Jesús después de haber echado a los que lo habían convertido en mercado.

“¿Con qué autoridad haces esto? 

¿Quién te ha dado semejante autoridad?”

-        ¡Qué paradoja! Dios interrogado por los mismos que le debían su autoridad.

-        ¡Qué peligroso es tener poder y ejercerlo con autoridad!

-       Quien tiene el poder, sea quien sea quien da la “autoridad”, demuestra ser poco “anciano” si se olvida de preguntarse a quién le debe esa asignación y, actúa con orgullo como si no le debiera nada a nadie.

Los sumos sacerdotes y los ancianos del Templo no se interrogan ante la vida, las palabras y los hechos de Jesús; cegados sus ojos y sus mentes no advierten que desatienden al pueblo; no temen a Dios porque, como dijo Jesús, si creyeran a Abrahán y a Moiséstendrían otra actitud ante Mí.

-   Cuando la religión no es vida desde Dios, se convierte en una confusión existencial no advertida, que no sirve para gozar del equilibrio y de la paz que da el don de la fe, ni sirve para dialogar y menos para dar testimonio.

-      Así es el hombre de la modernidad; subido sobre su autonomía, que se ha dado a sí mismo, no se interroga sobre quien le ha dado la vida; al contrario, se cree absoluto en su ser.

-    Así puede ser el creyente autónomo, a semejanza de los sumos sacerdotes y ancianos, interrogando sobre la autoridad de la Iglesia.

El hombre moderno y el creyente autónomo han superado el momento de haber necesitado plantearse a Dios; viven establecidos sobre la indiferencia, cada uno en su lugar; ya no les importa que exista o no;  el verdadero Dios revelado, cuya garantía es la Iglesia, para ellos no cuenta desde Ella.

Aun así, la contradicción está en decir que, “si Dios existiera haría algo ante la realidad de nuestro mundo, cada vez más inhumano y, de la misma Iglesia, cada vez más dividida.

·       La objetividad y existencia de “temor del hombre sobre el hombre”, “nación sobre nación” en este mundo, y la realidad eclesial, lo crea, de forma permanente, “la autoridad” yel poder” mal entendido del mismo ser humano.

-       Poco importa, a quien no se plantea la objetividad de su fe, el diálogo que Jesús pretendía con los sumos sacerdotes y los ancianos.

“El bautismo de Juan 

¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?”

Tenemos el testimonios de reyes, personas que han dejado “el poder” y el bienestar de sus palacios, de religiosos y laicos de toda edad y condición que, fieles a Dios desde la Iglesia han sido testigos de la Verdad.

Estos testigos ¿lo han sido por el CIELO, DIOS, o por criterios religiosos humanos?

Dios engendra LA PALABRA; no es propio de Dios el silencio. Todo habla de Él.

Dios enmudece ante el hombre que le sustituye, porque “Eterna es su Misericordia” y, sabe esperar pacientemente.                                       

Federico  Allara

SANTORAL DEL DÍA

s. Valeriano, obispo 

en Africa y mártir



ALEGRA MI ALMA SEÑOR





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