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martes, 4 de noviembre de 2025

 LA EXIGENCIA DE 

“SER DISCÍPULO DE JESÚS”

  Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

Romanos 13, 8-10

Lo que cuesta seguir a Cristo
(Mt 10.37-38)
25 Jesús iba de camino acompañado por mucha gente. En esto se volvió y dijo: 26 “Si alguno no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. 27 Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. 28 Si alguno de vosotros quiere construir una torre, ¿acaso no se sentará primero a calcular los gastos y ver si tiene dinero para terminarla? 29 No sea que, una vez puestos los cimientos, si no puede terminarla, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, 30 diciendo: ‘Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar.’ 31 O si un rey tiene que ir a la guerra contra otro rey, ¿no se sentará primero a calcular si con diez mil soldados podrá hacer frente a quien va a atacarle con veinte mil? 32 Y si no puede hacerle frente, cuando el otro rey esté todavía lejos le enviará mensajeros a pedirle la paz. 33 Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que tiene no puede ser mi discípulo.

DÍA 5 NOVIEMBRE CICLO  C 

La vida como seres humanos siempre queda definida; vivir cada día es hacer realidad nuestra propia vida. Somos lo que vivimos habitualmente.  

-        La vida se define cada día en la nada, por su indefinición consciente o inconscientemente, siendo dependiente de la propia manera de vivirla, por seguir las ideas de un maestro conocido, o porque el ambiente, en su pendiente, ayuda fácilmente a asemejarse a él.

No hace falta un examen profundo para saber cómo va quedando definida nuestra vida; es suficiente mirarla cara a cara para ver, en el espejo cotidiano del vivir, la claridad de la imagen o sus caracteres borrosos.

Ser cristiano es conocer, creer, amar y seguir a Cristo; examinarnos si lo somos no es difícil, ni requiere retirarse al desierto, basta con aceptar qué conocemos objetivamente de Jesús, qué creemos de su Vida, de su Muerte y de su Resurrección, cómo nos demostramos, a nosotros mismos, que lo amamos, con hechos más que con palabras, y si le seguimos.

Así es como podemos discernir su frase:

“Aquel de vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío”

Desear entender esta frase comienza por creer que la pronuncia Dios; sin fe puede resultar inútil cualquier discernimiento.

Lo primero que tenemos que exigirnos, para entender a quién nos habla, es escucharle desde el respeto que merece su dignidad; y la de Jesús es la de ser Dios.

“Discernir” exige interpretar muchas palabras; p. e., renunciar” no está en contradicción con honrar a los padres, a los hermanos y a los seres amados, e incluso a uno mismo; el mismo Jesús no dice renunciar, sino “posponer

·       Jesús nunca habla desde la ley sino desde el amor.

La vida de fe, y casi toda la vida, exige ser discernida a la luz de la verdad del amor. Donde falta el amor, sobran las palabras porque, no hay verdadera disposición para poder entender lo que, sin amor, tampoco se escucha.

“¿Quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular sus gastos, a ver si puede terminarla?”

-  Construir el edificio del propio ser es más que construir una torre, porque no somos seres independizados y solitarios, sino que formamos parte de un todo y, lo que somos trasciende, para bien o para mal, en este todo global.

Para llegar a ser alguien, no por vanagloria, sino por exigencia de la vida, hay que “pospone o renunciar” a todo lo que imposibilita llegar a ser quien se debe ser; renunciar” a lo que contradice poder llegar a ser.

No es sencillo ser discípulo de Jesús. No ser discípulo es no ser cristiano.

No se trata de un adjetivo, sino de un sustantivo que no admite semejanzas, porque Cristo es único.

Ante Dios, somos lo que somos en vida cristiana.

Para ser cristiano tenemos que administrar todos los talentos y “renunciar” a todos los bienes que contradicen los valores recibidos para ser lo que debemos ser.

  Federico Allara


SANTORAL DEL D ÍA


AQUÍ ESTOY SEÑOR





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