¿CUÁNDO VA A LLEGAR
EL REINO DE DIOS?
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
5 minutos en nuestro "día a día"
Lucas 17, 20-25
Cómo llegará el reino de Dios(Mt 24.23-28,36-41)20 Los fariseos preguntaron a Jesús cuándo había de llegar el reino de Dios, y él les contestó:–La venida del reino de Dios no es posible de calcular. 21 No se dirá: ‘Aquí está’ o ‘Allí está’, porque el reino de Dios ya está entre vosotros.22 Y dijo a sus discípulos:–Vendrán tiempos en que querréis ver siquiera uno de los días del Hijo del hombre, pero no lo veréis. 23 Algunos dirán: ‘Aquí está’, o ‘Allí está’, pero no vayáis ni los sigáis. 24 Porque así como el relámpago, con su resplandor, ilumina el cielo de uno a otro lado, así será el Hijo del hombre el día de su venida. 25 Pero primero tiene que sufrir mucho y ser rechazado por la gente de este tiempo.
DÍA 13 NOVIEMBRE CICLO C
·
Quien
se hace esta pregunta es alguien que cree en Dios, y
no está satisfecho con la sola realidad del mundo y, aunque viva de la fe y se goce de creer en
el Dios revelado experimenta que, no
es suficiente; por esto espera que se
realice su manifestación y llegue su
Reino.
Bendecido
de Dios es el que no se conforma con las múltiples y variadas ofertas del
mundo.
- El
que no se conforma con hacer un bien, personalmente, cuando no es deseado
y realizado para todos los seres humanos; todos son nuestro prójimo,
sean quienes sean y como sean; sería un bien parcelado practicado sólo hacia
los que son y piensan como nosotros; realizarlo de este modo no sería el bien que Dios quiere.
Bendecidos
en Dios si vivimos siempre con deseos de mayor conversión reconociendo
que, nunca llegamos, en esta vida, a un estado donde nos podemos detener;
porque sería negarnos a la vida,
cuyo crecimiento se nos exige hasta la muerte. Quien se detiene queda lejos de toda meta.
“El reino de Dios no
viene aparatosamente”
- Esta venida espectacular será cuando
el Crucificado se manifieste para que todos reconozcan al Resucitado; hasta que no llegue
este momento, que sólo el Padre lo sabe, el
Reino de Dios ha sido siempre revelado de forma silenciosa, es
decir, no directamente.
El Pueblo ha tenido que ver la revelación de
Dios a través de un “signo”,
de un “profeta”, o de algún otro “medio”; Dios siempre ha estado oculto para
ser creído en este “signo,
profeta o medio”.
Esto es
importante para nuestra fe, porque aun en el mismo Dios, hecho hombre en Cristo Jesús, siendo la máxima
revelación de Dios, sigue oculto
porque “a Dios sólo se le puede creer”; el ser humano, en vida,
nunca puede decir que “ha visto a Dios”.
-
Viendo
a Jesús, por la fe, vemos a Dios en Él; ni
María, ni los Apóstoles, ni sus discípulos, ni las mujeres que lo amaron,
pudieron decir que habían visto a Dios; por la fe creyeron, cada uno desde su lugar elegido, “ver a Dios en quien era Dios oculto en su Humanidad”.
-
Lo mismo nos ocurre en la Eucaristía. Después de la consagración, del pan y del
vino, es la fe en las palabras de Jesús, tras la invocación del
Espíritu Santo, la que nos permite
creer en la Presencia Sacramentada de Jesús Resucitado y, recibirlo como Pan
bajado del cielo; Jesús dijo que, “no era el maná del desierto el verdadero pan
del cielo”.
-
En la Eucaristía creemos que Cristo Resucitado está presente y que lo recibimos
Sacramentado como creyentes bautizados católicos; con todo, también los católicos decimos que,
“a Dios no le ha visto nadie”.
“No vayáis ni corráis detrás de quien os diga: “está aquí o está allí”
·
Es
la fe la que nos da la garantía de saber Quién es y dónde está.
·
Es por lo que, el mismo Jesús, Dios y hombre
verdadero, pudo decir:
“Vendrán días en que
desearíais ver un día del Hijo del Hombre”
·
Aceptar
el don de la fe, y poder vivir desde ella, es la máxima bendición aceptada
de Dios.
Federico Allara
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Quien
se hace esta pregunta es alguien que cree en Dios, y
no está satisfecho con la sola realidad del mundo y, aunque viva de la fe y se goce de creer en
el Dios revelado experimenta que, no
es suficiente; por esto espera que se
realice su manifestación y llegue su
Reino.
Bendecido
de Dios es el que no se conforma con las múltiples y variadas ofertas del
mundo.
- El
que no se conforma con hacer un bien, personalmente, cuando no es deseado
y realizado para todos los seres humanos; todos son nuestro prójimo,
sean quienes sean y como sean; sería un bien parcelado practicado sólo hacia
los que son y piensan como nosotros; realizarlo de este modo no sería el bien que Dios quiere.
Bendecidos
en Dios si vivimos siempre con deseos de mayor conversión reconociendo
que, nunca llegamos, en esta vida, a un estado donde nos podemos detener;
porque sería negarnos a la vida,
cuyo crecimiento se nos exige hasta la muerte. Quien se detiene queda lejos de toda meta.
“El reino de Dios no
viene aparatosamente”
- Esta venida espectacular será cuando
el Crucificado se manifieste para que todos reconozcan al Resucitado; hasta que no llegue
este momento, que sólo el Padre lo sabe, el
Reino de Dios ha sido siempre revelado de forma silenciosa, es
decir, no directamente.
El Pueblo ha tenido que ver la revelación de
Dios a través de un “signo”,
de un “profeta”, o de algún otro “medio”; Dios siempre ha estado oculto para
ser creído en este “signo,
profeta o medio”.
Esto es
importante para nuestra fe, porque aun en el mismo Dios, hecho hombre en Cristo Jesús, siendo la máxima
revelación de Dios, sigue oculto
porque “a Dios sólo se le puede creer”; el ser humano, en vida,
nunca puede decir que “ha visto a Dios”.
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Viendo
a Jesús, por la fe, vemos a Dios en Él; ni
María, ni los Apóstoles, ni sus discípulos, ni las mujeres que lo amaron,
pudieron decir que habían visto a Dios; por la fe creyeron, cada uno desde su lugar elegido, “ver a Dios en quien era Dios oculto en su Humanidad”.
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Lo mismo nos ocurre en la Eucaristía. Después de la consagración, del pan y del
vino, es la fe en las palabras de Jesús, tras la invocación del
Espíritu Santo, la que nos permite
creer en la Presencia Sacramentada de Jesús Resucitado y, recibirlo como Pan
bajado del cielo; Jesús dijo que, “no era el maná del desierto el verdadero pan
del cielo”.
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En la Eucaristía creemos que Cristo Resucitado está presente y que lo recibimos
Sacramentado como creyentes bautizados católicos; con todo, también los católicos decimos que,
“a Dios no le ha visto nadie”.
“No vayáis ni corráis detrás de quien os diga: “está aquí o está allí”
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Es
la fe la que nos da la garantía de saber Quién es y dónde está.
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Es por lo que, el mismo Jesús, Dios y hombre
verdadero, pudo decir:
“Vendrán días en que
desearíais ver un día del Hijo del Hombre”
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Aceptar
el don de la fe, y poder vivir desde ella, es la máxima bendición aceptada
de Dios.
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
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