ESPERANZA CIERTA,
CERTEZA INTERIOR DE LA EXPERIENCIA DIVINA
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
5 minutos en nuestro "día a día"
Mateo 24,37-44
37 “Como sucedió en tiempos de Noé, sucederá también en la venida del Hijo del hombre. 38 Antes del diluvio, y hasta el día en que Noé entró en el arca, la gente comía, bebía y se casaba. 39 Pero cuando menos lo esperaban, vino el diluvio y se los llevó a todos. Así será también en la venida del Hijo del hombre. 40 En aquel momento estarán dos hombres en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán. 41 Dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a la otra la dejarán. 42 "Permaneced despiertos, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. 43 Entended que si el dueño de una casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, permanecería despierto y no dejaría que nadie entrara en su casa a robar. 44 Así también, vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis. |
I DOMINGO DE ADVIENTO
CICLO A
·
La
Iglesia nos llama de nuevo a la esperanza; no es una palabra
más de las que podemos usar sin razones poderosas. Desde la fe esta palabra llena el espíritu de certeza.
El mundo,
en sí mismo, no
es,
ni ha sido nunca, ni lo puede ser, el medio
por el que el corazón y el alma pueden esperar ver cumplidos los deseos de
una esperanza cierta porque,
nada seguro nos puede ofrecer el mundo.
El
profeta no escribe una visión, sino la PALABRA
DE DIOS que ha escuchado.
“Hombres como eran hablaron en Nombre de Dios”, (2
Pd. 1,21b).
La
situación de Jerusalén era caótica, amenazada por Egipto y Asiria, y Dios
consuela a su Pueblo y le da la esperanza de un tiempo nuevo.
“Estará firme el Monte de la casa del Señor… Hacia él confluirán todas las naciones… De las espadas forjarán arados…”
-
Los
Pueblos no irán a destruir Jerusalén, “Venid, subamos al Monte del Señor…”.
-
Este
altar es Sión. “Venid a celebrar la fe en la Casa del Señor”
· De la
Palabra de Dios y de su Presencia
nace la esperanza cierta.
“Comportaos reconociendo
el momento que vivís”
· Reconocer el momento que vivimos es advertirnos de la realidad concreta de
nuestra vida personal y social, abierta a la Humanidad, sin cerrarnos en nuestra
sola manera de pensar; y también lo que supone ser miembros de Cristo
resucitado como bautizados, lo cual, para muchos creyentes, está
marginado totalmente de sus vidas.
· Lo que tiene valor cultural o espiritual, en sí mismo, no
depende de nuestra apreciación.
- La cultura es amplia y, lo propio del ser
humano es interesarse por lo que tiene valor.
“Es hora de despertarnos
del sueño”
· La esperanza cierta sólo puede venir de
la certeza interior de la experiencia divina; Pablo, que la vivió, puede decirnos que, “la salvación
abrazada por la fe está más cerca de nosotros”
- La esperanza de mañana viene marcada por la decisión de vivir la realidad cada
día.
- No podemos vivir “la esperanza de que Cristo vuelva” si no vivimos la experiencia
de “haber venido y de su venida de cada día”
Quien no ve a quien tiene delante, ¿puede esperar verle cuando vuelva?
El encuentro con Jesús, en vida sacramental y oración, espera un encuentro mejor.
Quien ama cada día a su prójimo, cercano o lejano, aumenta el amor cada día; quien lo deja para mañana es muy
probable que, este mañana no llegue nunca.
Decía
estos días que dejáramos de mirar sólo el lado negativo de nuestro tiempo, por crear
angustia en el corazón, contemplemos lo positivo:
-
A
Dios presente, a millones de seres que aman,
perdonan y hacen de sus vidas una entrega de servicio al prójimo, a miles de hermanos que hoy, día a día,
prefieren la muerte antes que renunciar
a la fe en el Dios, que promete la vida después de la muerte.
-
Dios
nos pedirá cuenta: “¿Qué caso has
hecho de los testigos de la fe en tu tiempo?
·
Fe es despertar del sueño de pensar que la Verdad está fuera de la revelación
de Dios.
Tiempo de adviento debe significar un examen de cómo
vivimos la fe en presente.
Las advertencias de Dios nunca son para atemorizar el espíritu, sino para relativizar los absolutos
cotidianos en los que fácilmente apoyamos las seguridades de
la vida; esto es vivir adormecidos en pleno día.
“En tiempos de Noé, la
gente comía y bebía y se casaba…”
-
No eran conscientes del sueño de vivir alejados
del bien.
-
El diluvio universal lo hemos de interpretar
desde lo que se entendía en su tiempo por universo. Inundaciones conocidas de una gran región se podían interpretar
como universales.
-
Noé fue un personaje real y vemos en lo acontecido en él como
los poderes del mal no impiden que Dios renueve su gratuidad de Amor en bien
de una nueva Humanidad.
-
Desde la fe, no veamos un signo de castigo
divino, sino un nuevo renacer a
partir de Noé, por la gratuidad de Dios; como lo es el tiempo
de adviento.
·
Dios desea que renazca “la esperanza cierta”, desde la venida de su
Hijo al mundo.
· La advertencia de volver Jesús no es una
amenaza ni un temor para el espíritu, sino la ratificación de haber sido el Mesías redentor y salvador.
- Las advertencias divinas son para que seamos
conscientes de que el tiempo no está en nuestras manos, sino en las de Dios.
La
vida no es de nuestra propiedad; por esto, decía al comienzo, que hemos de ser conscientes del momento
que vivimos, no dedicado sólo “a comer y a
beber”, y menos cuando hay demasiados, sin tiempo de
caducidad, que no pueden comer.
Esto es estar en vela porque,
“Si supiera el dueño de
casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela”
- Tiene su significado
decirnos que “viene en la noche”;
es decirnos que la inconsciencia de no
dar sentido a la vida y la de olvidar a Dios es vivir en la oscuridad y,
no ver con claridad el camino por el que va la vida.
· Dios nunca llega de noche porque es
Luz y, tampoco llega como ladrón inesperado; la
noche del espíritu es de nuestra creación y, la sorpresa de su venida nunca es
por no estar advertida.
El Papa Francisco nos decía que, “es necesario aprender a
no depender de nuestras seguridades, de nuestros esquemas consolidados”
·
María vivía habitualmente en la Presencia de
Dios; se sorprendió del saludo del Ángel
Gabriel, pero se alegró del encuentro
que supuso la encarnación y cantó
el Magníficat.
-
María dijo “sí” como signo de total
confianza en Dios.
-
A pesar del maravilloso saludo del Ángel no
sabía por dónde iba a transcurrir el camino de ser Madre de Dios y el del
mismo Dios entre nosotros.
-
María
es signo de esperanza cierta.
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
s. Andrés, apóstol

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