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sábado, 25 de octubre de 2025

"DOS HOMBRES SUBIERON 

AL TEMPLO A ORAR"

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

Lucas 18,9-14

Parábola del fariseo y el cobrador de impuestos
Jesús contó esta otra parábola para algunos que se consideraban a sí mismos justos y despreciaban a los demás: 10 “Dos hombres fueron al templo a orar: el uno era fariseo, y el otro era uno de esos que cobran impuestos para Roma. 11 El fariseo, de pie, oraba así: ‘Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás: ladrones, malvados y adúlteros. Ni tampoco soy como ese cobrador de impuestos. 12 Ayuno dos veces por semana y te doy la décima parte de todo lo que gano.’ 13 A cierta distancia, el cobrador de impuestos ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: ‘¡Oh Dios, ten compasión de mí que soy pecador!’ 14 Os digo que este cobrador de impuestos volvió a su casa perdonado por Dios; pero no el fariseo. Porque el que a sí mismo se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido.”

DOMINGO XXX TIEMPO ORDINARIO CICLO C

Eclesiástico 35,12-14.16-19

·       El Señor es juez. A Dios le creemos como AMOR DE ETERNA MISERICORDIA, y así se ha revelado; desde su Amor es juez del amor o del desamor con que tratamos al prójimo.

Juez, que no mide desde el prestigio humano de las personas. En Él no hay acepción de personas en perjuicio de los pobres.

·       Dios se diferencia del criterio del mundo, que mide por el prestigio, tiene acepción de personas y es creador de pobres y míseros, que Dios escucha.

-        Conocemos poco a Dios cuando pensamos que es indiferente a la situación real del mundo.

-        Por Amor nos soporta a todos, a los que viven oprimidos y a los que oprimen.

¿Hay alguien que considere que puede pasar sin ser perdonado por Dios, por pensar que vive al margen de la realidad?

Creer en Dios es estar convencido de que ha hecho Justicia, siendo nuestra la responsabilidad de optar por el bien, desde la Justicia del Amor del Crucificado.

-       Desde lo que ha hecho ha podido decirnos: ¿Quién me ha puesto de juez para arreglar vuestros asuntos?

-       Somos nosotros quienes hemos de reconciliarnos en el tiempo según la justicia que hemos visto realizada en Cristo.

·       Dios escucha la oración del humilde, “que atraviesa las nubes”; aunque el mundo y, quien no se detiene en conocer y creer en la Justicia realizada por Dios, no se lo crea, juzgando a Dios.

Lucas 18,9-14

El texto del pasado domingo y éste nos deben servir para examinarnos sobre nuestra manera de orar.

“Dos hombres subieron al Templo a orar”

-        Es la primera cuestión para examinarnos como creyentes bautizados en Cristo.

·       El Templo era, para el Pueblo elegido, la referencia de la Presencia del Dios liberador. Por esto iban al Templo a orar.

 Hoy, su Pueblo, como Comunidad que vive de Dios, ante lo que queda visible de las paredes del Templo, abiertas día y noche, va a rezar y a poner sus peticiones entre las rendijas de las piedras del Templo.

Después de la venida de Cristo al mundo, y de su mandato de celebrar su Memorial de Muerte y Resurrección hasta que vuelva, no es cuestión de practicar o no; la respuesta al don de la fe debe ser de amor a QUIEN con AMOR ACEPTÓ LA CRUZ; no es solamente una libre decisión u opción personal.

-        No es por Ley que vamos a los templos a celebrar comunitariamente la fe.

-    Dios Padre es quien nos invita al Banquete-Sacrificio del Memorial de su Hijo, que llega resucitado a cada altar, por el Espíritu Santo invocado. ¡No es nuestro banquete!

-        La fe nos convoca a ir al templo comunitariamente. Dios no nos ha hecho libres para decidir no ir.

“Uno era fariseo y otro publicano”

Responder desde la fe en Dios es:

-    Saber, si vamos al templo, que Dios no nos pide cumplir sino amar; la ley sigue sin justificarnos.

-     Entender el sentido comunitario de celebrar la Eucaristía. La individualidad, viviendo la fe, pasa del “yo al nosotros”, como es toda oración: PADRE NUESTRO”; nunca Padre mío.

-        Examinar cómo es nuestra oración.

Una cosa es la celebración de la Eucaristía, otra la oración litúrgica de la Iglesia y otra, la oración personal.

En las dos primeras hemos de tener la actitud de vivirlas como Comunidad eclesial.

-        Son diferentes las actitudes que hemos de tener según la celebración o el rezo.

En la oración personal, sobre todo, es donde podemos rezar como fariseos o como publicanos.

-    El más fariseo” es el que se considera autónomo ante Dios, tanto para hacer como para no hacer oración, o hacerla según su propia voluntad, sin preguntarse que Dios lo escucha.

·       Vivir en Gracia es saber que vivimos en Presencia de Dios, desde donde todo lo que vivimos le agradamos.  

-   Otra cosa son los momentos de oración, y otra disponer la vida para tener largos ratos de oración.

2 Timoteo 4,6-8.16-18

Es el testimonio de un hombre que, después que Jesús le salió al encuentro, siendo su perseguidor, se entregó totalmente al servicio del Evangelio; sufriendo en vida y dándola por QUIEN le liberó de su “suficiencia de sabio y entendido”, para pasar a ser tan rico en Cristo que pudo decir: “No soy yo, es Cristo quien vive en mí”

Lo importante es lo que le dice a Timoteo:

Estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe

Que podamos decir lo mismo, a nuestra medida, por la Gracia de Dios y por nuestra libre aceptación de la fe cuando llegue el tiempo de ser examinados del amor habiendo conservado la fe.        

Federico Allara


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s. Demetrio, mártir



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