miércoles, 17 de septiembre de 2025

 "¿QUIÉN ES ESTE, QUE HASTA PERDONA PECADOS?"

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M 

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

1 Timoteo 4,12-16

Jesús en casa de Simón el fariseo
36 Un fariseo invitó a Jesús a comer, y Jesús fue a su casa. Estaba sentado a la mesa, 37 cuando una mujer de mala fama que vivía en el mismo pueblo y que supo que Jesús había ido a comer a casa del fariseo, llegó con un frasco de alabastro lleno de perfume. 38 Llorando, se puso junto a los pies de Jesús y comenzó a bañarlos con sus lágrimas. Luego los secó con sus cabellos, los besó y derramó sobre ellos el perfume. 39 Al ver esto, el fariseo que había invitado a Jesús pensó: “Si este hombre fuera verdaderamente un profeta se daría cuenta de quién y qué clase de mujer es esta pecadora que le está tocando.” 40 Entonces Jesús dijo al fariseo:
–Simón, tengo algo que decirte.
–Dímelo, Maestro –contestó el fariseo.
41 Jesús siguió:
–Dos hombres debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta: 42 pero, como no le podían pagar, el prestamista perdonó la deuda a los dos. Ahora dime: ¿cuál de ellos le amará más?
43 Simón le contestó:
–Me parece que aquel a quien más perdonó.
Jesús le dijo:
–Tienes razón.
44 Y volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
–¿Ves esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies; en cambio, esta mujer me ha bañado los pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. 45 No me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. 46 No derramaste aceite sobre mi cabeza, pero ella ha derramado perfume sobre mis pies. 47 Por esto te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; pero aquel a quien poco se perdona, poco amor manifiesta.
48 Luego dijo a la mujer:
–Tus pecados te son perdonados.
49 Los otros invitados que estaban allí comenzaron a preguntarse:
–¿Quién es este que hasta perdona pecados?
50 Pero Jesús añadió, dirigiéndose a la mujer:
–Por tu fe has sido salvada. Vete tranquila.


DÍA 18 SEPTIEMBRE  CICLO  -C


“Un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él”

-     Jesús no se negaba, ni se niega, a entrar en cualquier casa que lo inviten; si le consideramos invitado ¿cómo le recibimos y le tratamos?

Estando Jesús recostado en la mesa, en casa del fariseo, una mujer de la ciudad, pecadora, vino con un frasco de alabastro lleno de perfume”

-      Esta mujer, pecadora, fue muy atrevida entrando en casa del fariseo y, “regar los pies de Jesús con sus lágrimas, mientras los ungía con el perfume” porque, según la Ley estaba contaminando la casa y a Jesús.

“Si este fuera profeta sabría quién y, qué es esta mujer

que lo está tocando, pues es una pecadora

Se equivocaban los fariseos sobre Jesús, y también nosotros cuando vemos la mota del hermano y no la viga de nuestros ojos.

¿Para qué invitó el fariseo a Jesús y, por qué hizo el juicio de Él y de la mujer?; no se miró al espejo, que “lo debía prohibir la Ley” para no reconocerse pecador.

“No juzguéis y no seréis juzgados,

la medida que uséis la usarán con vosotros”;

“perdónanos como nosotros perdonamos

No vale decir que no hay pecado porque, desgraciadamente, lo hay; es de sabios reconocerse imperfectos, y pecadores, para saber por qué Jesús llama a tu puerta y a la mía, y a la de tantos que no escuchan su llamada.

Ayer Jesús iba de pueblo en pueblo; entraba en casas que sabía por qué lo invitaban y para qué.

·         Él llama; si no le abrimos es, tal vez, porque nos considerarnos justos a nuestra manera.

“He entrado en tu casa y no me has dado agua”

-   Hay muchas formas de darla porque, “mucha es la sed y la escasez de agua

“Tú no me diste el beso de paz”

-       Paz no es siempre desear que no haya guerra, que seguirá; es el poder, que enriquece y empobrece las naciones esclavizándolas de por vida.

·         ¡Cuántos besos de paz se escatiman en el hogar!

·         ¡Cuánta paz falta en lugares donde no hay guerra, pero tampoco amor!; como no lo había en casa del fariseo. Sólo el de Jesús y la mujer pecadora.

“Tú no me ungiste la cabeza con ungüento”

Sobran muchos regalos inútiles que colman de “más vacío y soledad el hogar”.

-    Todos los humanos necesitamos palabras, silencios que acompañen, tiempos de verdadera comunicación y de saber escuchar, que es el ungüento que llena las almas de tantas “presencias ausentes” y “vacías”

“Por eso te digo: 

sus muchos pecados 

quedan perdonados 

porque ha amado mucho”

·         Necesitamos que Dios nos perdone, necesitamos conocer el Amor y amar.

·         Necesitamos conocer a Dios y ser valientes como la mujer pecadora; ella pudo escuchar de labios de Jesús, en casa de un fariseo:

“Tu fe te ha salvado. Vete en paz”  

Federico Allara


SANTORAL DEL DÍA

s. Sofía


DE NOCHE IREMOS




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